La pica en flandes

Francisco J. Domínguez

La gran paradoja de Covap

COVAP es un milagro. Un milagro económico, pero también de carácter social. Covap factura en torno a 300 millones vendiendo productos ganaderos y agroalimentarios en una comarca, Los Pedroches, sumamente rica desde el punto de vista ganadero, pero apartada y olvidada secularmente debido a su ubicación excéntrica. Los Pedroches es una llanura de extremos climáticos que parte en dos Sierra Morena y que mira a Andalucía con la misma intensidad que a Castilla y a Extremadura. Esta ubicación ha sido utilizada de forma ventajosa por Covap, pues todo el capital ganadero del sector central de Sierra Morena y del sur meseteño se focaliza en Pozoblanco. Las gentes de estas tierras, descendientes por repoblación medieval y por efecto de la trashumancia mesteña, de castellanos, de leoneses, de pastores de las sierras de la Demanda y de Soria, siempre fueron desconfiadas e individualistas. De las Casas Deza, a mediados del XIX, describía a los naturales de la llanura, que no valle, de Los Pedroches, como personas ahorradoras, fuertes de carácter, individualistas y desconfiadas en exceso, costumbre adquirida "de su natural dedicación al trato". En Pozoblanco, hay una palabra para señalar al típico hombre de campo autosuficiente, de pequeñas o medianas propiedades, pero de hacienda ajustada a sus necesidades. Ahorraban en tiempos de abundancia y gastaban lo justo para cuando llegaban las vacas flacas. A estas unidades productivas familiares se les llama desde siempre zolejas y son el paradigma del individualismo. Por eso Covap, que nace gracias al carisma de Ricardo Delgado Vizcaíno y se extiende por las vertientes de Sierra Morena, es una paradoja, porque es la unión y la fortaleza en una tierra de individualistas, porque ha conseguido ser un ejemplo de sinergias. Esta semana ha salido a la luz que la Guardia Civil investiga un presunto delito societario en el que la principal cabeza visible sería Miguel Ángel Díaz Yubero, el antiguo director general. La noticia es un jarro de agua fría sobre unas siglas intachables, pero el hecho de que la propia cooperativa le haya acusado de desleal a él y a otro exempleado demuestra que hay un reacción encaminada a solucionar un embrollo que se produce, quizá, por un exceso de confianza de los socios hacia quienes no sentían como suyo el duro y abnegado trabajo de quienes se levantan cada día a ordeñar, a cambiar el ganado, a varear la bellota. Hay que llegar al fondo de este asunto sin complejos y si se confirman las sospechas de la Guardia Civil, exigir responsabilidades hacia quienes hayan hecho daño a un ejemplo de trabajo en común, hacía quienes se ganaron el respaldo de quienes sólo confiaban en su duro trabajo diario. Es la gran paradoja de Covap, un gran ejemplo de gentes individualistas que salieron adelante contra viento y marea en bloque pero que quizá dejaron demasiado margen a una gestión que ha levantado sospechas.

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