Cultura

Un castillo impregnado de música

  • El trabajo de los alumnos está dedicado a la preparación del concierto final en la Mezquita-Catedral La escuela es un espacio para hacer amigos, además de para estudiar

Piano, viola, violín y violonchelo, cuerda y viento, instrumentos diferentes con la misma finalidad: hacer música. La Escuela Internacional de Música Presjovem propone un marco único para estudiantes de estas modalidades donde refuerzan y mejoran sus habilidades y conocimientos en el ámbito de la música clásica, con la finalidad de impulsar las futuras carreras de estos jóvenes artistas.

Los muros del Castillo del Maimón, donde se desarrolla la escuela hasta el próximo sábado, están impregnados de melodías, sinfonías y sonatas, que proporcionan un ambiente armonioso y distinguido. Los alumnos entran y salen de unas clases a otras, a toda prisa, sin apenas tiempo libre, pues la jornada en esta escuela es muy intensa. Comienza a las nueve de la mañana y continúa hasta las nueve de noche, únicamente con recesos para comer, merendar y cenar. En ella se prima la excelencia, una formación de calidad para jóvenes de entre 11 y 18 años que tengan una cualificación previa necesaria para aguantar el intenso trabajo que en la escuela se exige. "Se busca un perfil del alumno que esté cualificado y dispuesto a trabajar duro durante el verano y que tenga la capacidad de tocar con soltura en los conciertos que se realizan", destaca Pablo Martos Lozano, uno de los profesores de la Escuela Internacional de Música Presjovem.

A pesar de lo ajetreado que es el curso, los jóvenes también disponen de tiempo libre para conocerse y para divertirse, ya sea en la piscina o en los espacios abiertos con los que cuenta el Castillo del Maimón. "Es una jornada intensa y divertida con actividades creativas y jornadas de estudio", señala Álvaro, el estudiante más joven de la escuela, que con solo 11 años ya toca dos instrumentos, el piano y el violín. Afirma que quiere seguir asistiendo cada año a los cursos hasta que cumpla los 18 porque "cree que le va a servir mucho para avanzar profesionalmente, porque es un continuo trabajo de refuerzo". Beatriz Sierra, una de las estudiantes de violín, también destaca que "en la escuela no solo se estudia, sino que es también un lugar para hacer amigos".

La excelencia de la escuela no se mide solo por la formación que allí se imparte, sino también por la calidad de los profesores que imparten el curso. Para ello se invita a músicos de renombre, tanto españoles como extranjeros, como el pianista Boris Berman, quien además de ofrecer su recital también ha impartido clases en la escuela. Invitar a estos músicos tan importantes a nivel internacional motiva a los jóvenes y les enseña que también es posible triunfar en el ámbito de la música clásica. El director artístico de esta edición es Rubén Fornell, un joven músico que a pesar de su corta edad ha tocado ya en más de 20 países y ha participado en festivales como el Proms de Londres, el Salzburg Festpiele de Salzburgo o el Ravello Festival de Italia.

La 24ª edición de la escuela presenta tres novedades. Es el primer año que se aceptan jovénes músicos extranjeros. Aún son pocos, pero se espera que sigan creciendo a lo largo de los años. Los cuatro alumnos extranjeros de esta edición proceden de países europeos y traen una formación mucho más avanzada que los alumnos españoles, lo que resulta un factor importante para los estudiantes nacionales, que pueden aprender tanto nuevos conocimientos musicales como idiomas. "Los alumnos extranjeros son una buena señal para la escuela, ya que nos enseña que algo estamos haciendo bien en cuanto a profesorado y formación si alumnos de otros países se plantean venir tres semanas a Córdoba a este curso", destaca el director artístico.

Otro aspecto a destacar nuevo de esta edición "es el ciclo de mesas redondas en las que se tratan, con el elenco de profesores con los que cuenta la escuela, los temas que preocupan tanto al alumnado como al profesorado", añade Fornell. Han tenido lugar ya dos mesas redondas de las tres que tiene el ciclo. La primera, que se desarrolló el pasado día 17, estuvo centrada en la enseñanza en los conservatorios, "ese marco que, a veces, parece que falla dentro de los músicos clásicos. Es decir, si este sistema está adaptado a las necesidades de los músicos en cuanto al sistema de enseñanza en los conservatorios de música". La segunda tuvo lugar el pasado miércoles y en ella se trataron las relaciones entre música y sociedad, sobre todo, las pérdidas de público que sufre la música clásica junto con los nuevos formatos y espacios para su desarrollo. Para concluir el ciclo, mañana se celebrará la última mesa de debate en la que los profesores comentarán a los alumnos las diferentes salidas profesionales y de estudio que tiene la carrera.

Una de las citas más importantes para los alumnos de piano es la velada que se desarrollára en la Sala Orive el próximo miércoles. En sus inicios, la escuela estaba destinada únicamente a estudiantes de piano. A estos alumnos se les concede el privilegio de ser seleccionados para actuar con la Orquesta en la próxima edición. A la velada sólo podrán asistir los alumnos seleccionados por los méritos realizados a lo largo de las tres semanas de curso. "De entre esos seis o siete alumnos se elegirá el nombre del solista que acompañará a la Orquesta el año que viene en el tradicional concierto de Piano y Orquesta de clausura", insite el director artístico, Rubén Fornell.

Muy pocos días quedan ya para la gran clausura en la Mezquita-Catedral, el concierto para el que se llevan preparando los 40 alumnos y los profesores durante las tres semanas de aprendizaje. Los estudiantes no solo ensayan para esta actuación, sino que, desde el pasado 16 de agosto y hasta que llegue el ansiado concierto, están actuando en el Palacio de Orive y en el Real Jardín Botánico de Córdoba. Por ahora las actuaciones se están desarrollando con total éxito, pues todos se cierran con un lleno absoluto, e incluso faltan asientos para acoger a todo el público que se acerca a escuchar a los jóvenes artistas. Además de los alumnos, los profesores y músicos invitados también aportan color y sonido a las noches lúdicas de agosto. Uno de los conciertos más importantes del festival, junto con el de clausura, fue el del Boris Berman, uno de los cinco pianistas más importantes a nivel mundial.

Las rectas finales suelen ser la parte más dificíl todos los acontecimientos. El cansacio comienza a hacer mella entre los jóvenes, que muestran reacciones contrapuestas, pues por un lado tienen ganas de concluir y volver a sus respectivas casas, retomando su vida de verano. Por otro lado, quieren seguir aprediendo y conociéndose entre ellos. Los resultados del intenso trabajo de los alumnos de Presjovem se podrá ver el próximo sábado en la Mezquita-Catedral.

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