Cultura

Versos abiertos a Romero de Torres

  • El Colectivo Abierto de Poetas Cordobesas publica 'El silencio y la seda', un poemario-catálogo en el que autoras locales dan una visión contemporánea a las obras del insigne pintor

Julio Romero de Torres retrató a la mujer cordobesa y la utilizó como medio para expresar sus pensamientos y la realidad de la época. Fue su musa, su símbolo y su imagen más representativa hasta hacerla mundialmente conocida. Ahora, un grupo de poetas cordobesas fija su mirada en el pintor y le rinde homenaje en El silencio y la seda, un libro que camina entre el poemario y el catálogo de arte.

El proyecto surgió hace varios años del Colectivo Abierto de Poetas Cordobesas pero se ha ido posponiendo hasta ahora. Esta iniciativa, que llegará bajo el sello de El Páramo, consiste en "hacer un homenaje al pintor pero no desde la idea de la mujer como musa, ya que al colectivo de poetas lo que le interesa es reivindicar la figura de las mujeres como personas activas en la sociedad", explica Balbina Prior, que participa y coordina el libro.

En esta propuesta las escritoras cordobesas dan su visión sobre Romero de Torres "desde la perspectiva de la autora actual" para dejar a un lado el prototipo de mujer que la sociedad ha fomentado desde hace siglos de ama de casa, madre y esposa. Los poemas están inspirados en obras del pintor cordobés desde un punto de vista "bastante contemporáneo para darle modernidad". Con esto, las autoras cordobesas quieren "reivindicar a la mujer literata ya que durante muchos siglos ha estado en inferioridad de condiciones".

Prior aclaró que en muchas ocasiones se "ha sacado el lado más folclórico" de Romero de Torres y se le ha "malentendido" porque "lo que quiso expresar siempre fue esa simbología, no solamente de Andalucía y de la mujer, sino una cosmovisión". Y es ese folclorismo precisamente el que han evitado estas poetas.

Más de 20 poemas componen El silencio y la seda, que es "una respuesta a la mirada de Romero de Torres" sobre las mujeres, explicó María Luz Escuín, otra de las participantes. El libro se abre con cinco poemas de autoras andalusíes, que dan paso a los versos de Isabel Pérez Montalbán, Concha García, María Rosal, Ángeles Mora, Juana Castro, Lola Salinas, Encarna García Higuera, Soledad Zurera, Mercedes Castro, Matilde Cabello, Rafaela Hames, Pilar Sanabria, Araceli Sánchez Franco, Balbina Prior y María Luz Escuín. Entre las poetas más jóvenes destacan Ángela Jiménez, Ana Castro, Leyla Ouf, Verónica Moreno y Merche Manso.

El diseño de la obra es de José María Báez y Dorotea Von Elbe, por lo que "es un libro precioso que está a caballo entre una antología de poesía y un catálogo de pintura", expuso Escuín.

Poema del cante jondo, La Gracia, El Pecado o Vividoras del amor son algunos de los cuadros que han inspirado a estas autoras. En este último se centró Matilde Cabello ya que la puesta en marcha de este proyecto coincidió con una etapa de su vida en la que estaba muy sensibilizada con los colectivos de prostitutas. Le interesaba analizar el reflejo de las mujeres de la calle en la obra Julio Romero y "aquellos poemas se los dediqué concretamente a dos de ellas". El artista presentó Vividoras del amor en la Exposición Nacional de 1906 pero fue rechazada por inmoral. Como consecuencia, se exhibió junto con más obras censuradas en otra sala, consiguiendo gran éxito de público. "Pocos pintores de la época recogen el ambiente de la prostitución que se veía entonces en torno a la calle Cardenal González", apuntó Cabello, que pudo trasladar a sus versos el mensaje de estos lienzos gracias a su "sensibilidad con el colectivo, porque tuve la suerte de acercarme a ellas, cosa que no era fácil, a través de una asociación".

Este grupo de poetas cordobesas tenía "mucha ilusión por hacer algo con Julio Romero por lo que significa, porque refleja una etapa de Córdoba muy concreta", expresó Cabello.

En esta idea incide Araceli Sánchez Franco, que se inspiró en Poema del cante jondo y La gracia y El pecado, dos cuadros que se complementan. En un caso el pintor plasma un ambiente en el que se idealizan todos los ingredientes a los que alude el cante flamenco (amor, celos, muerte, pasiones) y en otro se ve la muerte de lo impuro y resurrección de lo puro. La autora introduce en sus poemas elementos que aparecen en estos dos lienzos. "Se puede decir que a través de las tonalidades que destilan los versos, que también tienen color y la música que cada uno le quiera poner, se ve ese ambiente de Julio Romero, siempre con una penumbra misteriosa que a su vez es tan de Córdoba", señala. Por eso él "reflejaba tan bien todo lo cordobés". Como curiosidad, en uno de sus poemas Sánchez Franco hace alusión al verde Veronese que vestía las paredes del Museo Romero de Torres antes de su restauración, mientras que en el otro, escrito más tarde, se refiere al rojo Caravaggio que se puede ver actualmente.

En Poema del cante jondo también se inspiró Pilar Sanabria, que además se centró en el lienzo Rivalidad por la "carga dramática y la fuerza expresiva" que tienen ambos. La escritora ha llevado al papel esa temática y hondura de sentimientos "percibiendo y viviendo cada detalle del cuadro de forma intensa, poniéndome un poco en el papel de los protagonistas".

Por su parte, Concha García escribió sus poemas sobre el amor "porque es libre y no se halla en cuerpo alguno" y sólo la pintura puede acercarlo en forma de deseo, expresó la autora. Pero ella no se refiere al amor romántico, sino a un sentimiento que está en todos los seres humanos, "un estado del ser".

Romero de Torres ha formado parte de su vida desde su infancia, cuando veía las láminas del pintor que había en su casa, y siempre le han atraído "las miradas, los ojos de las mujeres, penetrantes y llenos de vida", como los de Retablo del amor y La Chiquita Piconera, lienzos en los que se inspiró para contribuir a El silencio y la seda.

Aunque en sus cuadros la mujer parece construida para la mirada masculina y está asediada por el mal, en ellos "subyace el fantasma de la culpa del varón". García recordó las alegorías de Córdoba que Romero de Torres introducía en sus cuadros, mientras en un primer plano aparece "la mujer con una mirada turbadora".

Además, la poeta cree que es necesario realizar una revisión del pintor que vaya contra el "lastre" que supuso su utilización por el franquismo.

Isabel Pérez Montalbán quiso abordar un tema excepcional en la obra del cordobés, enmarcado en el realismo social, para lo que se fijó en Conciencia tranquila. En la escena se observa un anarquista con las manos atadas que espera en una estancia de su casa mientras un juez practica un registro. Su mujer llora previendo la desgracia, su hijo se aferra a él y tres guardias civiles aguardan las órdenes del juez. A la autora le "interesó mucho porque Romero de Torres es conocido por haber retratado a la mujer cordobesa pero quería centrarme en una parte de él que quizás ha sido menos tenida en cuenta, la de plasmar una realidad dura que existía mientras él vivía; las revoluciones o detenciones por cuestiones políticas".

El tema del cuadro fue propuesto por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para optar a una beca de estudios en Roma en el año 1899. Por eso "no es lo que uno espera de Romero de Torres", aquí "hizo un intento por recoger esa cuestión social". Éste es un tema que a Pérez Montalbán le interesa desde el punto de vista poético y "me parece que es uno de sus cuadros más interesantes".

El recuerdo que Ángeles Mora tenía de los lienzos de Romero de Torres, especialmente los protagonizados por mujeres, la inspiró para jugar "con la idea de mezclar la pintura y la poesía". La relación del pintor con el género femenino sirvió de base a esta escritora para hacer un paralelismo entre el arte de pintar y el arte de escribir; la retroalimentación de las artes en definitiva.

De ahí que su poema, Tú y yo, aparezca dividido en dos partes; una primera titulada En el papel y la segunda En la tela. Mora se dirige a Julio Romero sin nombrarlo y conversa con él "haciendo que la poesía sea pintura y la pintura poesía". "Era un reto escribir sobre un pintor que de alguna manera de ha folclorizado bastante y queríamos enfocarlo de forma más moderna", concluyó.

Este proyecto llamó la atención de sus participantes porque la pintura de Romero de Torres es "tremendamente inspiradora" y "siendo cordobés y nosotras también era un tributo que le debíamos. ¿Cómo no íbamos a estar ahí las poetas cordobesas cantando de alguna manera a este pintor?", apuntó Cabello. Esta poeta piensa que "tendemos a mitificar mucho a los artistas pero hay que separarlos de su obra" y en este caso, "Julio Romero respondía a su época", con una vida "de galán y de artista".

Con este libro queda zanjada una deuda de la literatura cordobesa con el insigne pintor. Su obra destila poesía, sus personajes tienen el sello de su época pero su significado es intemporal, por eso lo ha rescatado esta veintena de autoras que reivindica que "la mujer forma parte de la literatura pero no solamente como musa, sino como autora que tiene una visión particular", concluyó Prior.

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