Pierini hace un regate a la tragedia de Viareggio
"Estaba tomando un helado sobre las doce de la noche y de repente el cielo se volvió naranja. Es un desastre, un caos". Ése es el primer recuerdo que tiene Alessandro Pierini como testigo en primera persona de la tragedia de la estación de Viareggio, la ciudad natal del central blanquiverde y que ayer vivió un drama debido a la explosión de un tren cargado de gas.
El jugador toscano se encuentra de vacaciones en su pueblo, una tranquila localidad costera de 65.000 habitantes que en verano aumenta por su tirón turístico. El lunes, al filo de la medianoche, la tranquilidad habitual se rompió cuando un vagón cisterna que contenía gas petróleo licuado (GPL) sufrió una avería, lo que hizo que éste volcara y que saliera el líquido, que enseguida se transformó en gas. Cuando la nube de gas alcanzó una casa vecina, bastó una chispa para que todo degenerara en una gran explosión que a última hora de ayer había dejado al menos 14 muertos.
Y es que la estación de Viareggio está situada en la céntrica Piazza Dante, partiendo la ciudad entre la zona más cercana a la plaza y la más alejada de la costa. En ese eje neurálgico, no es de extrañar que "cuando de repente se oyó una explosión y el humo negro lo inundó todo", cuenta Pierini, cuya familia -parte de la cual se había trasladado a Parma para pasar unos días con sus suegros- no ha sufrido ningún daño. El central del Córdoba narra como "la gente corría de un lado para otro, con mucha policía y ambulancias en las calles", aunque lo peor llega ahora. "La ciudad está en estado de shock, todavía tratando de recuperarse", después de una noche "en la que las ambulancias y los bomberos no han dejado de pasar, y todavía tienen que llevarse las cisternas llenas de líquido". Como tantas veces hace sobre el césped, Pierini volvió a hacer un regate, pero esta vez, a la tragedia.
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