Una jornada más quedó patente que el problema del Córdoba es defensivo. El conjunto de Oltra hizo cuatro goles en Tarragona y tan sólo logró sacar un punto. Y si así fue es porque no tuvo capacidad para defender hasta cuatro rentas que tuvo en el marcador, pudiendo incluso encajar algún gol más a poco que el Nàstic hubiese estado algo más acertado en ataque.

Oltra dio un nuevo giro de tuerca a su equipo y metió a Deivid como stopper por delante de la defensa, para tratar de frenar el juego en la zona de la mediapunta del rival. Ahí estaba el peligro y, aunque se sabía, no se supo o no se pudo parar. Madinda y Emaná destrozaron el 4-1-4-1 blanquiverde con su movilidad, ayudados por la nula participación defensiva de Markovic y la poca capacidad de Caballero para recuperar balones.

En ataque, el equipo recuperó la puntería y el recurso de jugar por las bandas se mostró efectivo, con Fidel muy enchufado y un Pedro Ríos que también hizo daño por su costado. La exhibición de Florin ya es caso aparte, aunque ni eso bastó para ganar porque el equipo sigue siendo un desastre atrás y ni el portero transmite confianza, ni la defensa es capaz de armarse, ni el centro del campo aporta soluciones. Mientras así sea, la puntería ofensiva de poco servirá, porque los partidos en Segunda suelen ganarse desde atrás.