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Triunfo sin compasión (2-0)

  • El CCF ajusticia a un rival muy flojo en defensa con dos goles en cuatro minutos que pusieron broche a un primer tiempo magistral. Los blanquiverdes son cuartos a la espera de lo que hagan sus rivales.

El Córdoba apunta a Primera y el Cartagena es de Segunda B. El conjunto de Paco Jémez marcó las diferencias en el primer tiempo con sendos goles de López Silva y Patiño y conservó el triunfo tras la reanudación, reservando energías para las dos batallas pendientes. Que serán seis si el equipo avanza en el play off de ascenso hasta alcanzar el partido definitivo del 17 de junio. A expensas de lo que hagan el Alcorcón (ante el Sabadell) y el Hércules (en Alcoy) en sus compromisos de hoy, el CCF se ha colocado cuarto. Que se dice pronto.

 

Paco se dejó de experimentos y confió en un bloque con chispa pero plagado de veteranos, con una espina dorsal formada por Alberto García, Gaspar, López Garai y Charles. Además del retorno de capitán, que ocupaba el hueco del sancionado David Prieto en el eje de la defensa, el técnico prescindió de Cerra y Fede Vico al recuperar a Dubarbier y Borja García, dio la batuta creativa a Carlos Caballero en detrimento de Alberto Aguilar y refrescó el ataque con Patiño por Pepe Díaz. Cinco cambios, medio equipo nuevo con respecto a la derrota en Montilivi, que había minimizado el margen de error (tres puntos de renta) por la presión del Almería.

 

El Córdoba salió a por todas. El dibujo 3-1-4-2 era toda una declaración de intenciones y el manantial de ocasiones no tardó en fluir. Dubarbier desaprovechó una apertura de Charles con un disparo alto y el brasileño estrelló el balón en el cuerpo de Manolo Reina en un barullo en el área a raíz de que Patiño colocara mal el pie izquierdo para empujar a puerta vacía un pase ideal de Borja García. No se había cumplido el minuto 4.

 

El CCF pretendía resolver sin dilación. Y el rival no podía permitirse el lujo de dejar correr el cronómetro, ya que necesitaba ganar para apurar sus remotísimas opciones de permanencia. Por eso el partido, sin apenas interrupciones, tenía mucho ritmo. Reina volvió a inquietarse con un testarazo de Charles a centro de Dubarbier, que antes había andado presto al quite en una diagonal de Toni Moral. Además, el interior derecho visitante pecó de zurdo cerrado en una incursión en el área con ventaja sobre Ximo Navarro.

 

No, el Cartagena no era manco. Ni cojo. No obstante, el Córdoba destapaba fisuras en su experimentada pero lenta zaga de cuatro: volea de Borja, remate con anticipación de Charles, otra colada de Dubarbier por la autopista de la izquierda… Así hasta que López Silva surgió de la nada y se inventó el 1-0 sorteando a todos los contrarios que se fue encontrando por el camino hasta la red. Y sólo cuatro minutos después, en el 24', el onubense mantuvo la luz encendida para asistir a Patiño en el segundo tanto de un partido encarriladísimo.

 

Misión cumplida con más de una hora por delante. Quedaban los adornos, el regocijo. Borja ratificó que es un futbolista de Primera con un autopase a Lafuente y un túnel a Mariano Sánchez en una jugada que despertó los olés del personal sin que mediaran unas sevillanas. López Silva, delicioso, dio otro pase de gol a Patiño, que al encarar a Reina cayó en el área por la mediación de Abraham Paz. Con el viento en la popa, Ximo aparcó su rol como tercer zaguero para plantarse en la frontal y forzar una falta que esta vez Dubarbier no colocó en la escuadra.

 

Anochecía con la sensación de que los mártires del Efesé, muy protestones, podían perder los papeles en cualquier momento. Una expulsión libraba a cualquiera del escarnio público en Cartagonova el próximo domingo… No vino a cuento un mamporro de Dimas a Caballero en la medular, por ejemplo. El organizador madrileño, ávido de coger la forma tras casi dos meses y medio en el dique seco, se mostró errático en las dos últimas acciones de un primer periodo que ya había dictado sentencia. Y abrió el segundo con un golpe franco que acarició el ángulo.

 

El Efesé ya tenía la caja de pino encargada, mas regresó de la caseta con nervio. Arriba, Braulio rompió el fuera de juego dos veces y Josemi cabeceó por encima del larguero a la salida de un córner. Atrás, arreones demasiado bruscos ponían en peligro la salud de los locales, que buscaban el tercer tanto a través de su superioridad entre líneas.

 

Esa inercia explica la incorporación de Julien en perjuicio de Lafuente, con la que el cuadro murciano modificó el 4-4-2 por un 4-1-4-1. Al Córdoba le seguía fallando el último pase o el control previo a la ejecución, como en una transición de Charles. El de Belem fue levantado por Mariano en el círculo central en el 64' y Sureda Cuenca no se lo pensó: segunda amarilla. Camino de la ducha, el capitán albinegro fue despedido con guasa por la afición, que le invitó a darse un garbeo por la Feria.

Por entonces, Alberto Aguilar ya estaba preparado en la banda para reemplazar a Caballero, que había ganado confianza con su característico sobeteo a la bola. Como patentadas están las vaselinas de López Silva, partidario de calcar su golazo al Alcorcón en un lujo agradecido por el personal. La gente también había recurrido a un clásico, el cántico que pide a Charles que se quede, cuando el ex del Pontevedra cedió el testigo a Airam Cabrera.

 

Toni Moral mantenía el orgullo competitivo un peldaño por debajo de Braulio, que lucha por recuperar el tiempo perdido después de ser acusado de abusos sexuales en septiembre (el Zaragoza le rescindió el contrato). La garra del canario se apagó a falta de un cuarto de hora, cuando Javier Manzano, inquilino de la zona técnica por la sanción de Carlos Ríos, le instó a retirarse con celeridad para dar cancha a Chamorro. El ariete se enfrentaba a Tena porque Ximo acababa de dejar el césped.

 

El Cartagena estaba con diez y cerró filas con un 4-4-1 para evitar una sangría. Asimismo, el central Goni relevó a Dimas, por lo que Paz pasó a actuar como pivote. Patiño, Airam o Borja deseaban engordar sus cifras anotadoras, pero el Córdoba jugaba a medio gas. Un contragolpe de cinco contra tres que se fue al limbo y una pifia de Airam en un balón a huevo fueron las muestras más evidentes de que sólo hacía falta apretar un poco el acelerador (y el gatillo) para machacar al contrario. No era necesario, el enemigo ya estaba muerto. Mientras, el CCF sigue ahí, vivito y coleando.

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