Córdoba

La lucha educativa de los padres continúa en verano

  • La presión social es el método usado por los progenitores para conseguir, tras agotas otras vías, que la Administración les preste atención · La calidad formativa de sus hijos les hace entablar largas batallas

Hay padres que dejan a sus hijos todos los días en el colegio y no se involucran en las actividades. Hay familias que, sin embargo, defienden a capa y espada la formación académica que reciben sus hijos y se preocupan por aspectos que van desde el estado de las pizarras, hasta el inicio de las obras. También hay progenitores que no dudan en iniciar campañas de recogida de firmas, mandar cientos y cientos de cartas a los directores de los medios de comunicación para denunciar el estado de las instalaciones educativas de sus hijos y, así llamar la atención de la Administración. Es la guerra de los padres contra aspectos que consideran injustos, que tienen una solución fácil o que la evidencia puede con ellos.

Además de los sindicatos y sus reivindicaciones, la Delegación de Educación ha tenido que soportar este curso las concentraciones de numerosos padres reclamando una y mil mejoras para los colegios de sus hijos o el cambio del sistema de baremación. El Día ha hablado con tres grupos de padres que intentan cambiar la legislación, evitar la eliminación de un convenio que ha durado más de 16 años o la lucha por aumentar las plazas del comedor y, todo, en verano.

las madres de hermano ven a mi cole

Hasta en Moncloa saben el problema de la plataforma Hermano ven a mi cole. Las cinco madres que la crearon no dudaron un momento en enviar una carta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para dar a conocer su situación: no tienen plaza para el próximo curso en primero de Infantil en el colegio Salvador Vinuesa, a pesar de que tienen a otro de sus hijos ya dentro. Su demanda se basa en el cambio del sistema de baremación que lleva a cabo la Consejería de Educación, para que conceda una mayor puntuación.

Si el paso final ha sido llegar hasta Moncloa, el primero que dieron fue el de iniciar su propia investigación, tras comprobar las listas provisionales de admitidos para el próximo curso en el Salvador Vinuesa. Lourdes Morales es una de estas madres incansables que no ceja en su empeño de conseguir la plaza para su hijo pequeño en el centro en el que ya tiene matriculado a otro. "Nunca pensábamos que íbamos a tener problema a la hora de matricular a nuestros hijos, ya que por distancia nos corresponde el Vinuesa", asegura.

El periodo de matriculación en los centros convierte a muchas familias en detectives y no dudan en utilizar o servirse de cualquier trapicheo para conseguir el mayor número de puntos posible en su solicitud. "Nuestra sorpresa fue ver la puntuación de algunas familias y el cambio de empadronamiento", indica Morales. El movimiento entre las madres no se hizo esperar y comenzaron a indagar en internet y se pusieron en contacto con una plataforma gallega con el mismo problema y otra en Ibiza. "Nunca pensé que matricular a un hijo nos iba a dar tantos quebraderos de cabeza o quitar el sueño", reconoció Morales. Su lucha continuó con entrevistas que van desde la edil de Educación e Infancia, Elena Cortés; el primer teniente de alcalde, Rafael Blanco; con el Defensor del Pueblo, Luis Chamizo, e incluso Morales llegó a participar en un programa de Televisión Española para dar a conocer su situación. Junto a esta campaña, las madres comenzaron a recoger firmas por distintas zonas de la capital -llevan algo más de 2.000- e, incluso, se concentraron ante la Delegación de Educación con sus hijos. Sin embargo, la respuesta por parte de la Junta fue clara desde el primer momento y no ampliará el número de plazas. Sin embargo, las madres aún guardan la esperanza y confían que en septiembre la situación cambie y puedan llevar a sus dos hijos al mismo centro.

El comedor de la aduana

El frente de los padres del colegio La Aduana ha sido en las últimas semanas la falta de plazas del comedor. Su táctica, además de conversaciones con los responsables de la Delegación de Educación, ha sido la de dar a conocer la situación a través del envío de cartas a la prensa. En este caso, la presión ha servido para que la Delegación de Educación finalmente acepte las 55 solicitudes nuevas en el comedor del colegio. Antonio Aguayo es uno de los padres afectados por la decisión previa de la Administración educativa de no ampliar las plazas, lo que iba a suponer que 55 niños no pudieran hacer uso de este servicio y la baremación del resto de puestos; es decir, que una familia que durante este curso contaba con esa plaza podía perderla el próximo. "Es un poco lamentable lo que hace Educación", aseguraba antes del cambio de planes de la Junta. El problema que se le planteaba a este padre era poder conciliar su vida laboral con la familiar. Aguayo trabaja en Cruz Roja en dos turnos que intercambia: de 08:00 a 15:00 o de 15:00 a 22:00, mientras que su mujer trabaja todos los días de 09:00 a 15:00. El comedor, por tanto, es un servicio que necesitan para su hija, dada la imposibilidad de compaginar los horarios.

La solidaridad entre las familias del colegio La Aduana ha sido muy importante, ya que incluso madres que contaban con la plaza garantizada por sus condiciones sociolaborales se han sumado a la lucha. "En el comedor hay sitio de sobra y cuando matriculas a tu hijo en el colegio te ofertan los servicios complementarios", reconocía una de estas madres, quien aseguraba que la postura de la Delegación de Educación "es una cicatería".

Aunque los padres de La Aduana, centro ubicado en La Sierra, han ganado esta primera batalla, ya están preparando nuevas protestas ante el nuevo calendario escolar y la desaparición del periodo de adaptación para los más pequeños durante los primeros días del curso.

El convenio de zalima, a punto de desaparecer

Convocaron una rueda de prensa para mostrar su rechazo a la decisión que ha tomado la Consejería de Educación de prorrogar sólo por un año el convenio, que se ha mantenido intacto durante los últimos 16 años. Los padres del colegio Zalima no están de acuerdo con la medida y también han iniciado su particular batalla para evitar que en este centro, al que sólo acuden niñas, se mantenga el acuerdo.

La Junta basa su decisión en el artículo 84.3 de Ley Orgánica de Educación, que sostiene que "en ningún caso habrá discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social". Con ello, ser un colegio mixto es el nuevo requisito para suscribir conciertos. Sin embargo, las familias afectadas tienen sus propios argumentos, de los que han dejado constancia en numerosas cartas dirigidas al director de este diario. Manuel Gómez es uno de los padres en contra de la decisión de Educación. Miembro del consejo escolar de Zalima, defiende que los "padres tienen que estar muy relacionados con el centro". El colegio, continúa, "es un complemento a la familia". Gómez asegura que continuarán en pie de guerra y ya está preparando una carta para la consejera de Educación, Mar Moreno, en la que plantea el rechazo a la anulación del concierto de Zalima, porque a su juicio es un colegio que "siempre ha potenciado a la mujer". "Espero que la Junta piense lo que ha hecho y que de marcha atrás porque la buena formación de Zalima se transmite al mercado laboral", apunta.

Ignacio Garijo es otro de los padres, que se ha sumado a la lucha "en solidaridad por el colegio", ya que lo acordado por Educación "es un atentado contra la libertad de los hijos". Como método de lucha, Garijo aboga por "la presión en la calle" y con cartas a la prensa, a su juicio, "los métodos más efectivos.

"Estos centros son elegidos por los padres y mucha gente se queda fuera", sostiene Benita Cabello, madre de dos alumnas de Zalima, quien reconoce que la noticia le sorprendió de manera negativa. Para Cabello, "en un país libre no se debe imponer un tipo de educación" y añade que en el Zalima "no hay discriminación sexista".

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