La iglesia de Córdoba cuyo interior deja sin palabras a quienes la visitan por primera vez

El austero aunque imponente exterior de la iglesia de San Agustín contrasta con la magnificencia, lujo y boato con la que devotos, turistas o simples curiosos se topan en su interior.

La fachada principal es fruto de las intervenciones que se llevaron a cabo en los siglos XVI y XVII. El resultado es una llamativa sucesión de arcos y columnas corintias con frontón partido, que dan cobijo a la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, obra de Juan de Mesa (siglo XVII).

Situado cerca de San Lorenzo y declarado como Bien de Interés Cultural, este templo se levantó en 1328. Aunque, ciertamente, y como en otras construcciones de la época las intervenciones barrocas cubren el trabajo medieval. De hecho, San Agustín es una de las joyas cordobesas del Barroco.

Su interior se distribuye en tres plantas y crucero. Cabe destacar que fueron descubiertos interesantes murales y frescos durante la restauración a la que fue sometida el edificio entre los años 2007 y 2009 por parte de la Junta de Andalucía.

La joya fernandina

El siglo XIII supuso un punto y aparte en el devenir histórico de Córdoba. Después de cinco siglos de dominio musulmán comenzaron las acciones de Reconquista con el monarca Fernando III 'El Santo' como punta de lanza. Durante su reinado recuperó los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla y lo que restaba del de Badajoz, cuya anexión había iniciado su padre, Alfonso IX.

La conexión innegable entre política, poder y religión que rodea a la Reconquista explica el hecho de que se edificaran en Córdoba varias iglesias que dejaron constancia física y artística del triunfo de las tropas castellanas sobre las musulmanas.

La ruta de las iglesias fernandinas cordobesas tiene como punto de arranque la Mezquita-Catedral y consta de ocho templos fernandinos ubicados en la Axerquía y declarados Bien de Interés Cultural: San Pablo, San Francisco, San Pedro, Santiago Apóstol, San Lorenzo, San Agustín, Santa Marina y San Andrés.