¡Adivina quién es el famoso antepasado cordobés de Tamara Falcó!
Ha sido la propia colaboradora quien ha desvelado su conexión con el militar montillano más famoso de todos los tiempos
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Tamara Falcó nunca de deja de sorprender a propios y extraños. Y es que hace poco la Marquesa de Griñón compartía con sus seguidores en redes sociales su conexión familiar con Córdoba.
"Me encanta volver a Córdoba. Cada rincón guarda historia, belleza y una conexión muy especial para mí… Aquí nació mi antepasado, El Gran Capitán, y me siento profundamente agradecida por llevar en mis raíces una parte de su legado". De hecho, los apellidos de su abuela paterna, Hilda Fernández de Córdoba, no dejan lugar a dudas.
La curiosa confesión tuvo lugar durante la última visita de Tamara a la ciudad para al enlace matrimonial de María Luisa de Arróspide y Hugo Hernández-Mancha en la Iglesia del Salvador y Santo Domingo de Silos, popularmente conocida como la Iglesia de la Compañía.
De Montilla a Nápoles
Gonzalo Fernández de Córdoba nació en 1453 en Montilla. Llegó a ser Capitán General de los ejércitos de Castilla y Aragón gracias a su participación en la Guerra de Granada y toma de la ciudad, en el conflicto de Las Alpujarras (las revueltas mudéjares de finales del siglo XV y principios del XVI) y, sobre todo, gracias a su determinante contribución a la guerra de Nápoles, donde su figura y su leyenda crecieron exponencialmente. No en vano, llegó a ser virrey de la ciudad italiana.
Naturales de Montilla, Gonzalo y su hermano mayor, Alfonso Fernández de Córdoba se criaron en la capital cordobesa al cuidado de Pedro de Cárcamo. Y cuando aún era un niño se incorporó como paje al servicio del príncipe Alfonso de Castilla, hermano de quien pasaría a la historia como Isabel I de Castilla. Fue, precisamente a la muerte de éste, cuando ingresó en el séquito de la princesa Isabel.
Sin embargo, a la muerte de Isabel 'La Católica' (1504), fiel valedora del montillano, las relaciones con su viudo, Fernando de Aragón no fueron precisamente ideales. El monarca aragonés siguió muy de cerca los pasos de Gonzalo Fernández de Córdoba temiendo que pudiera autoproclamarse rey de Nápoles. Un final abrupto en su relación con la Corona, que venía de lejos.
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