El Patio de María  (calle Don Rodrigo, 7) es uno de esos lugares en que, según traspasas la puerta de entrada, te das cuenta de que no es un restaurante al uso. ¡Es mucho más! 

El corazón del establecimiento es un auténtico patio cordobés, en torno al cual se articulan las estancias de una casa con solera.

Su carta es el reflejo de una cocina de producto, que fusiona a la perfección lo mejor de la tradición y la vanguardia culinaria española. Por supuesto, no faltan algunos clásicos de la gastronomía cordobesa, como el salmorejo, el flamenquín, el rabo de toro, la mazamorra o las siempre triunfantes berenjenas fritas, cuyo dominio ya se presupone.  

Su entrada está alegremente decorada con macetas propias del patio cordobés

No obstante hay cinco creaciones de su chef que resulta imprescindible probar para saborear la auténtica esencia de El Patio de María. Para ir abriendo boca, las alcachofas con foie. La ligereza de la verdura contrasta con la densidad del foie y el toque de sal en escamas. ¡Umami en estado puro!

Entre los más originales está el wok de verduritas, calamar y gambas, que une un intenso sabor a mar con lo mejor de la huerta. 

Aunque la joya de la corona es el flamenquín de morcilla y manzana caramelizada con ensalada y patatas fritas y el secreto ibérico confitado a baja temperatura. El efecto de este último sobre el plato recuerda y mucho a los mejores cochinillos asados: crocante por fuera y jugoso y tierno por dentro. Lo acompañan con una refrescantes ensalada de tomate aderezada con una deliciosa salsa. 

¿De postre? Lo mejor es apostar por el surtido de postres caseros para probar un poco de cada. Resulta absolutamente imposible elegir entre su tocino de cielo, el coulant de chocolate, la tarta de queso con mermelada de manzana y sidra Maeloc.