MARTES SANTO CÓRDOBA

La garantía del relevo cofrade

  • La Universitaria, la Agonía, la Sangre, el Buen Suceso, la Santa Faz y el Prendimiento realizan su estancia de penitencia en una jornada marcada por las altas temperaturas

Esclavinas de la hermandad del Prendimiento

Esclavinas de la hermandad del Prendimiento / Juan Ayala

Martes Santo de categoría cofrade el de 2019. Un Martes Santo caracterizado por las estampas dejadas por la muchísima gente que, como en los días anteriores, se echó a la calle para ver a las seis cofradías que realizaron su estación de penitencia: la Universitaria, la Agonía, la Sangre, el Buen Suceso, la Santa Faz y el Prendimiento.

Y un invitado de excepción, el presidente de la Junta , Juanma Moreno, quien acudió al palco de la Agrupación de Hermandades y Cofradías en la carrera oficial para contemplar el discurrir hacia la Mezquita-Catedral de la Universitaria y de La Sangre, después de haber acudido a las salidas del Prendimiento y de la Agonía.

Un Martes Santo en el que además se tuvo muy presente el incendio que asoló a la catedral de Notre Dame de París y el Prendimiento rindió homenaje al misionero salesiano pozoaalbense asesinado en atentado terrorista en Burkina Faso, Antonio César Fernández. Un Martes Santo, en el que además, los más pequeños dejaron constancia de que el sentimiento y la devoción cofrades vienen con ganas de quedarse.

La Agonía

Palio de la Virgen de Nuestra Señora de la Salud, de La Agonía Palio de la Virgen de Nuestra Señora de la Salud, de La Agonía

Palio de la Virgen de Nuestra Señora de la Salud, de La Agonía / Laura Martín

Todo el barrio del Naranjo se vuelca cada Martes Santo con su hermandad, la Agonía, a la que ya el Sábado de Pasión acompañó en vía crucis hasta la Santa Iglesia Catedral. Fue el prólogo devocional a la salida en estación de penitencia del Santísimo Cristo de la Agonía y de la Virgen de la Salud desde el primer templo de la diócesis.

La imagen mariana de Miguel Ángel González Jurado realizaba así su segunda salida procesional tras estrenarse en la Semana Santa de Córdoba el pasado año. Con Francisco Gabriel Carbonero como capataz y acompañada de la Banda de Música de Cabra, mostró novedades en su paso de palio. A los bordados de las bambalinas del año pasado, este año se sumó el estreno de jarras y vileteros.

La imagen cristífera de Antonio Castillo Ariza recorrió las calles de la ciudad acompañada por la Banda de Cornetas y Tambores de María Santísima de la Salud bajo el capatazgo de Jesús López. Los nazarenos –unos 230– dibujaron por las calles una marea morada –la del color de sus túnicas– con destellos blancos –el color de sus capas– durante una estación de penitencia que se acerca a las nueve horas y que devuelve a sus sagrados titulares a la parroquia de Santa Victoria.

La Universitaria

Nuestra Señora de la Presentación, de La Universitaria Nuestra Señora de la Presentación, de La Universitaria

Nuestra Señora de la Presentación, de La Universitaria / Laura Martín

Defiende el capataz Enrique Garrrido que Córdoba no sabe lo que tiene con el Santísimo Cristo de la Universidad. Y lleva muchísima razón. Córdoba no sabe lo que tiene con esa talla obra de Juan Manuel Miñarro que humaniza al crucificado, como tampoco sabe lo que tiene con la que es la hermandad más joven de las que se han incorporado a la Semana Santa cordobesa.

Corta en hermanos –tiene unos 70–, sí, pero muy rica en simbología cristiana, una simbología que también se palpa en un hábito nazareno distinto, con túnica de sayal negro inspirada en el hábito de San Pedro de Alcántara.

Desde su salida de la iglesia del Juramento llama poderosamente la atención e invitan a la meditación tanto ese Cristo destrozado por el martirio –la imagen reproduce de manera exacta las heridas reflejadas en la Sábana Santa de Turín– como la sencilla talla mariana dolorosa de Nuestra Señora de la Presentación que lo acompaña bajo el capatazgo de Raúl Poncelet.

Muchos aprovecharon para fotografiar al impresionante Cristo sindónico sobre su Calvario inspirado en el Gólgota y que partió en estación de penitencia con el Custodio de Córdoba de fondo. También fueron muchos los que inmortalizaron con sus móviles a la no menos majestuosa imagen de Nuestra Señora de la Presentación.

La Sangre

Nuestro Padre Jesús de la Sangre accede a la Mezquita-Catedral Nuestro Padre Jesús de la Sangre accede a la Mezquita-Catedral

Nuestro Padre Jesús de la Sangre accede a la Mezquita-Catedral / Juan Ayala

Capuchinos hierve con La Sangre o con el Císter. Da igual. Los últimos costaleros llegan y se abrazan antes de iniciar su propia estación de penitencia bajo alguno de los dos pasos de la cofradía. En esta coqueta plaza, testigo de una intensa vida cofrade, se espera con devoción la imagen de Jesús despreciado por su pueblo.

Ese instante en el que Pilatos ante Jesús y Barrabás pregunta a la muchedumbre a qué preso libera. La respuesta es Barrabás, ladrón que consiguió el perdón del pueblo. Su mirada huidiza delata su culpa. Delante va el Señor esposado, con los ojos abiertos, que piden clemencia, pero que al mismo tiempo conoce su final. No falta Pilatos, que espera la respuesta del pueblo, con sed de venganza.

Capuchinos enmudece mientras el pasado toma su rumbo hacia el mayor templo de la Diócesis y espera la salida de la Virgen Nuestra Señora de los Ángeles. El palio llega al empedrado y la plaza ofrece la enternecedora estampa de los mayores detrás de las rejas de las ventanas del Hospital de San Jacinto, una imagen que marca un cierto contraste con la alegría de la juventud que no entiende de silencio ni tampoco de cómo pasa la vida de rápido.

La Sangre pone ya rumbo diligente hacia la Mezquita-Catedral y tiñe de blanco y morado las calles a su paso.

El Buen Suceso

Paso del Buen Suceso Paso del Buen Suceso

Paso del Buen Suceso / Juan Ayala

A poca distancia de la iglesia del Juramento y a la misma hora desde San Andrés sale la Hermandad del Buen Suceso. Una pequeña bulla intenta buscar refugio sobre la escasa sombra que ofrecen los edificios cercanos, pero resulta imposible. Sin embargo, el calor, a veces asfixiante, no es impedimento para ver salir a los nazarenos de hábito rojo que desafían al sol de media tarde.

Silencio y respeto se unen al inicio del desfile procesional en un barrio que el Domingo de Ramos vivió otro gran día con la salida de la Esperanza. Pero el Martes Santo, es el turno de esta hermandad de 1973, cuyo paso de misterio es uno de los pocos que hay en Andalucía en el que el Señor lleva la cruz sobre su lado derecho.

Familias del barrio del Realejo, jóvenes que inician su periplo cofrade del día en la parroquia de San Andrés para seguir al Buen Suceso, peticiones de silencio, una abuela que intenta que sus dos nietos vean el paso de la Virgen de la Caridad porque su padre va de costalero el palio.

Un nazareno que saluda a su salida del templo. El calor, el sol. La sombra que se cobra carísima para el que llega instantes antes de que las puertas se abran. Todos testigos de un cortejo que parte rumbo hacia la carrera oficial bajo un sol de intensa justicia y a la que llega cuando la noche se va acercando y que seguirá su rumbo hasta el regreso a su sede canónica.

La Santa Faz

Grupo de esclavinas de la Santa Faz durante el cortejo procesional Grupo de esclavinas de la Santa Faz durante el cortejo procesional

Grupo de esclavinas de la Santa Faz durante el cortejo procesional / Laura Martín

Como cada Martes Santo, la plaza de la Trinidad se volvió a convertir en un hervidero humano a la espera de la salida de la Santa Faz. La estampa en la puerta del templo se volvió a caracterizar por el cruce de generaciones que cada año acompañan a los titulares de la Hermandad.

En ese cruce de generaciones, volvió a destacar, por un lado, la alegría y entusiasmo de los niños que hacen estación de penitencia, muchos de ellos pertenecientes a los colegios de la orden trinitaria. Por el otro, destacó la serenidad de los mayores de la residencia que la orden tiene en esa misma calle y que, sentados junto a la salida, observan cada movimiento de nazarenos, el barullo que se forma a su alrededor, las caras de ilusión de los más pequeños.

Como el pasado Martes Santo, el paso de palio de la Virgen de la Trinidad presentaba un importante estreno, la bambalina trasera, obra de Jesús Rosado, sobre un diseño de Rafael de Rueda. Esta pieza se suma a la bambalina delantera, novedad de 2018.

Unos 400 nazarenos acompañaron a Nuestro Padre Jesús Nazareno en su encuentro con la Santa Mujer Verónica y a la titular mariana de la Santa Faz. La Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión (de Linares, Jaén) ponía banda sonora al caminar del paso de misterio, un paso de misterio dirigido como capataces por Antonio Cano y Antonio Ramírez. Mientas que la Banda de Música Tubamirum (de Cañete de las Torres) acompañó al paso de palio, dirigido como capataz por Luis Miguel Carrión.

El Prendimiento

Salida del paso del Prendimiento desde María Auxiliadora Salida del paso del Prendimiento desde María Auxiliadora

Salida del paso del Prendimiento desde María Auxiliadora / Juan Ayala

Desde María Auxiliadora se busca cada Martes Santo la Mezquita-Catedral con el Santísimo Cristo de Gracia prendido en el huerto de los olivos. La de los salesianos, que es la última en llegar a la carrera oficial, es la cofradía decana del Martes Santo –se puso en marcha en 1952, mientras que el resto de cofradías son más jóvenes, aunque han entrado con fuerza y gran personalidad para enriquecer el patrimonio cofrade de Córdoba– y que, además, ayer recibió la visita del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

Y trabajo le tuvo que costar llegar hasta allí porque entorno al colegio salesiano encontrar hueco para ver la salida de su Señor siempre cuesta y más aún cuando el espacio es estrecho y el sol aprieta con ganas. Pero la espera, como siempre, merece la pena.

Y más este año, en el que la cofradía decidió rendir homenaje al misionero salesiano pozoalbense Antonio César Fernández, de 72 años, que murió el pasado mes de febrero junto a cinco funcionarios de aduanas locales, en un ataque yihadista en la provincia de Boulgou en Burkina Faso.

Aplausos y emoción sin contención alguna a la salida del Prendimiento, bajo las órdenes de Juan Horacio de la Rosa. Aplausos y lágrimas por parte de los más jóvenes, pero también para quienes sienten una auténtica devoción hacia el Señor de los Salesianos, que inicia su camino hacia el mayor templo de la Diócesis.

Pero no va solo, ya que en este desfile procesional también camina el palio de Nuestra Señora de la Piedad, con Juan Carlos Vidal como capataz. La fe, la devoción, el cariño... todos esos sentimientos surgen a la salida de la Virgen salesiana.

Saetas, flores en su palio, aplausos para dejar por unas horas su barrio, su sede, para llegar hasta la Mezquita-Catedral y luego regresar en loor de multitud salesiana.

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