Semana Santa

Solemnidad entre rezos y saetas en el Jueves Santo de Córdoba

La Virgen de las Angustias, en el interior de la iglesia de San Agustín.

La Virgen de las Angustias, en el interior de la iglesia de San Agustín. / Miguel Ángel Salas

Solemnidad de Jueves Santo. Rezos, saetas y multitud de fieles caminando de un templo a otro para visitar a los titulares de las hermandades del Nazareno, Caridad, Sagrada Cena, Caído, Angustias, Cristo de Gracia y Buena Muerte. Las colas, a las puertas de las iglesias de estas cofradías, han sido una constante. San Agustín, todo un hervidero. Los fieles han transitado de un lado para otro. Siempre con un destino claro. Como así se ha comprobado a lo largo de esta especial Semana Santa, donde la pandemia del coronavirus ha impedido ver procesiones en las calles de la ciudad.El Jueves Santo es un día solemne en Córdoba, aunque hay corporaciones que le dan algo de luz y esperanza a este gran día. Una de ellas ha sido la hermandad de la Sagrada Cena, que se ha hecho su hueco en el barrio de Poniente. Acogida en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba, Nuestro Padre Jesús de la Fe ha presidido un altar junto al resto de figuras de este gran misterio. A sus pies, la Virgen de la Esperanza del Valle, que mantiene su espera de poder salir por las calles cordobesas. Muchos fieles han orado ante los titulares de esta corporación, que desea escuchar pronto las marchas de la Agrupación Musical de la Sagrada Cena.No hubo música este año, pero sí fe y esperanza para que en 2022 sea el año definitivo de que la Esperanza de Poniente haga su estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. La lluvia, en 2019, y la pandemia del covid-19 lo ha hecho imposible hasta ahora. Es el gran anhelo de muchos hermanos de esta cofradía, que han mantenido sus rezos para que llegue ese deseado día.

Los titulares de la Sagrada Cena, en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba. Los titulares de la Sagrada Cena, en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba.

Los titulares de la Sagrada Cena, en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Otra hermandad que le ha dado su toque a este Jueves Santo es la de Nuestro Padre Jesús Caído y la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad. Entronizados en sus pasos procesionales y situados en el local de salida, los titulares de esta corporación han recibido la visita de multitud de fieles. Todo un reguero de devotos que han subido y bajado la cuesta de San Cayetano. Tampoco se han escuchado las marchas de la banda del Caído, pero sí hubo saetas para el Señor de los Toreros, que estaba imponente en su paso, como en cualquier otro Jueves Santo.También ha habido rezos y saetas en la iglesia de los Padres de Gracia, donde la hermandad del Cristo de Gracia ha expuesto a su titular. Cerca estaban Nuestro Padre Jesús Rescatado y la Virgen de la Amargura, entronizados en sus pasos procesionales. El Esparraguero, como popularmente es conocido, ha recibido la visita de su banda, la Agrupación del Cristo de Gracia. No hubo sones de Gracia, sí una ofrenda a su titular. No se han escuchado marchas como A ti Dios Padre, Gloria Ibi Trinitas, A mi Dios Crucificado, la Cruz del Nuevo Mundo o el himno al Santísimo Cristo de Gracia. No hubo regreso al Alpargate entre música y saetas, pero sí plegarias y rezos para que el año próximo se pueda ver de nuevo el transitar del Cristo de Gracia.

Una devota fotografía al Cristo de Gracia en la iglesia de los Padres de Gracia. Una devota fotografía al Cristo de Gracia en la iglesia de los Padres de Gracia.

Una devota fotografía al Cristo de Gracia en la iglesia de los Padres de Gracia. / Juan Ayala

Más solemne ha sido la visita a la iglesia hospital Jesús Nazareno, que fue golpeada por el maldito coronavirus en el trimestre final de 2020. Lágrimas por los que se fueron, rezos por los que siguen luchando contra la pandemia y esperanza para un futuro mejor. La hermandad del Nazareno abrió las puertas de su templo para que Córdoba pudiese venerar a su Nazareno y su Virgen Nazarena. Silencio, oscuridad y olor a incienso, que se ha mezclado con el azahar de los naranjos en este caluroso inicio de primavera.A escasos metros de la iglesia hospital Jesús Nazareno, numerosos devotos han formado una larga cola para venerar a la Virgen de las Angustias en la iglesia de San Agustín. Este templo, que es una gran joya barroca, acogió de nuevo en 2014 a esta hermandad. Toda una imagen de pasión y fuerza. Tallada por el imaginero Juan de Mesa, muchos fieles tienen gran devoción a la Virgen de las Angustias, que se encuentra con su hijo muerto en su regazo tras haber fallecido en la cruz y haber sido descendido de la misma. La titular ha lucido el manto morado, que fue bordado en oro por las Adoratrices en 1976.

Larga cola para acceder a venerar a la Virgen de las Angustias en San Agustín. Larga cola para acceder a venerar a la Virgen de las Angustias en San Agustín.

Larga cola para acceder a venerar a la Virgen de las Angustias en San Agustín. / Miguel Ángel Salas

También ha sido sobrecogedor ver la imagen del Cristo de la Caridad en la iglesia de San Francisco y San Eulogio. Acompañado de la Dolorosa, la cofradía ha ofrecido una imagen íntima. No ha habido mucha luz en el interior de un templo donde han ido entrando, poco a poco, todos los devotos de esta cofradía. También ha faltado la Legión, pero cerca de las imágenes se ha podido ver un gorro de los legionarios. No ha faltado el color rojo, característico de esta cofradía, que se pudo ver en el dosel y en los claveles dispuestos en el altar ubicado junto al presbiterio.A todas las hermandades de este Jueves Santo, que han cumplido con el protocolo de medidas de restricción en sus templos, se ha unido la hermandad de la Buena Muerte, la única que sale en la Madrugada del Viernes Santo. Con toque de queda a las 23:00, esta corporación ha adelantado sus actos a la tarde, donde ha estado expuesto en el altar mayor el Cristo de la Buena Muerte. Muy cerca ha estado la Reina de los Mártires. Silencio, rezos y oraciones. Sin algarabías ni estridencias. Solemnidad en la Colegiata de San Hipólito, como lo ha habido en todos los templos de las corporaciones de un día cargado de sentimiento. Todas aguardan con ilusión que en 2022 sea todo diferente a lo vivido en estos dos últimos años. De momento, toca rezar, orar y esperar a que llegue ese gran día.

Nuestro Padre Jesús Caído, en su paso procesional. Nuestro Padre Jesús Caído, en su paso procesional.

Nuestro Padre Jesús Caído, en su paso procesional. / Miguel Ángel Salas

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