Y la Semana Santa recobró la normalidad

Miércoles santo

Miércoles Santo histórico en el que La Piedad accede por primera vez a la Catedral y que es hasta el momento el único día de la Pasión 2016 en el que todas las hermandades salen a la calle.

Texto: F. J. Cantador / Vídeo: Rafael A. Butelo, Córdoba

23 de marzo 2016 - 17:44

POR fin una jornada de Semana Santa como Dios manda, con todas las hermandades del día -seis de seis- haciendo estación de penitencia en la calle y con miles de cordobeses contemplando las procesiones. Tras las frustraciones de jornadas anteriores por la lluvia, Córdoba tenía aún más ganas de Semana Santa que otros años y por fin sin enemigo líquido que valiera se podía echar a la calle para vivir una tradición que es consustancial a la ciudad. Porque, como bien defendía ayer una hermana de El Calvario mientras contemplaba a Nuestra Señora del Mayor Dolor con el impresionante templo de San Lorenzo de fondo, "la Semana Santa de Córdoba es distinta". Y qué razón llevaba esta hermana del Calvario cuando insistía en que Córdoba ofrece estampas únicas con los pasos en escenarios singulares como las iglesias fernandinas o la Mezquita-Catedral, que ayer por primera vez en todo lo que llevamos de Semana de Pasión, sí, por fin, vio como todas las hermandades del día pudieron hacer estación penitencial por el Patio de los Naranjos, donde bajo el Arco de las Bendiciones estaba ubicado el sagrario presidido por la Custodia de Arfe, escoltada por San Acisclo y Santa Victoria.

En solidaridad con La Piedad, cuyo trono no entra por la Puerta de las Palmas, el resto de hermandades decidieron no acceder al interior del primer templo de la diócesis. Una de las imágenes del día la dejó La Piedad, que volvió a demostrar, con la colocación de sus titulares al pie del altísimo, que Las Palmeras también existe, mientras un vecino del barrio, Rafael El Toto, ayudó a dejarlo aún más claro con la interpretación de una desgarrada saeta, con un tono por encima incluso de la música de la Banda de Cornetas y Tambores de los Sayones de Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Pozoblanco.

Precisamente, con ese acceso a la Santa Iglesia Catedral, la hermandad de Las Palmeras hizo ayer historia -tan sólo cuatro años después de acceder a la Carrera Oficial-, y lo hizo después de desafiar a una lluvia que tan sólo minutos antes descargó sobre la ciudad. No, otra vez no, pensó no sólo el mundo cofrade al temer que se repitiera lo sucedido en las jornadas anteriores. Pero el cielo se fue abriendo para permitir que una gran multitud diera la bienvenida en Capuchinos a Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia y a María Santísima de la Paz y la Esperanza. Desde Capuchinos partió una comitiva con mucho color blanco y verde simbolizando la paz y la esperanza en un cita con más de 600 nazarenos, a la que no faltó un año más la Guardia Civil y en la que se vivieron momentos muy emotivos como la levantá de la Paloma de Capuchinos realizada en honor de todos los que han sufrido o sufren en sus carnes una enfermedad como el cáncer, "que nos están dando una lección de esperanza", gritó el capataz del paso mariano a sus costaleros.

Como emotivos fueron los momentos que se vivieron en la estación de penitencia de la Misericordia, en la que se realizó un toque de oración en recuerdo de José Carlos Larios, quien a finales del pasado año falleció repentinamente cuando sólo llevaba un par de meses como hermano mayor de la cofradía. Es más, José Carlos estuvo muy presente durante toda la estación de penitencia en una Semana Santa especial para los suyos tras la proclamación del año 2016 como el Año de la Misericordia por parte del Papa Francisco.

No faltó tampoco, como en la jornada del Martes Santo, la solidaridad con el pueblo belga por los fatales atentados yihadistas ocurridos en ese día. Una cinta con los colores de ese país colgaba del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, que partió junto al engalanado paso de palio -con rosas de color blanco y tonalidad azafranada- de María Santísima del Amor desde su barrio, el de Alcázar Viejo, en el que no cabía un alfiler. Hubo incluso una levantá en recuerdo a las "víctimas de la barbarie" y de los cofrades que "no han podido salir". Y a María Santísima del Amor se le pudo ver lucir la medalla donada a la hermandad por la Purísima Concepción de Puente Genil en agradecimiento por su hospedaje en la parroquia de Nuestra Señora de la Paz para vivir la pasada Magna Mariana.

Muchos se agolparon a los pies del impresionante templo de San Lorenzo para contemplar el partir de un Jesús del Calvario que avanzaba como caminando sobre un exorno floral con distintas tonalidades moradas y a una Nuestra Señora del Mayor Dolor embellecida con un tocado del XIX. Y otros muchos hicieron lo propio ante la iglesia de San Roque para contemplar un año más de la complicada salida de la hermandad del Perdón en una jornada en la que María Santísima del Rocío y Lágrimas presentaba el estreno de la primera fase de su nuevo paso de palio y en la que el Señor del Perdón cambió su tradicional túnica blanca por una nueva de color morado con bordados dorados.

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