El Sábado Santo del rayo de esperanza
Semana Santa Córdoba
A falta de que el Domingo de Resurrección ponga el punto y final a una Semana Santa atípica, las cofradías confían en una normalidad que en 2021 debe dejar como anécdota lo vivido en 2020
El Sábado Santo es el nombre que algunas denominaciones cristianas dan al sábado de la semana del primer plenilunio de primavera. Es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con las primeras Vísperas del Domingo de Resurrección culminando así para los cristianos la Semana Santa. Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
Es un día en el que quizás, en lo que respecta a las procesiones, la imagen que más pegaría a la hora de recorrer las calles sería la de Las Angustias, la de María con su hijo muerto en brazos antes de ser llevado al Sepulcro de José de Arimatea. Sin embargo, en un Sábado Santo normal de una Semana Santa normal, la imagen que debe recorrer las calles cordobesas es la de la Virgen del Rayo, una imagen de las llamadas de Gloria.
Cuentan desde la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba que, “en el siglo XVI y XVII, la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores y del Rayo, estuvo constituida como hermandad de disciplinantes en la misma parroquia. Existe constancia de que –en 1609- procesionó en la noche del Viernes Santo; y de que posteriormente, se trasladaría al Jueves Santo.
La comitiva penitencial la formaban dos pasos con un crucificado con la advocación de las Ánimas y con Nuestra Señora del Rayo, cobijada bajo palio”. No obstante, su fundación moderna tal y como se conoce en la actualidad no fue aprobada hasta febrero de 1984 por el entonces párroco de San José y Espíritu Santo, José Luque Requerey, “con el objetivo primordial de celebrar el Triduo Sacro y la Pascua de Resurrección resaltando la importancia de la Vigilia Pascual”, detallan las mismas fuentes de la Agrupación.
La Hermandad de los Dolores y del Rayo no ha pasado por sus mejores momentos en los últimos años. La Corporación ha sufrido ciertas vicisitudes tras las que incluso se ha llegado a hablar de su desaparición. Sin embargo, porque los designios de Dios son inescrutables, cuando pocos lo esperaban, el Rayo sintió, valga la redundancia, un rayo de esperanza, como el que sienten todos los cofrades cordobeses después de una Semana Santa, la de 2020, condenada por el coronavirus a tener confinadas a las imágenes que dan vida en las calles a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesuscristo.
A finales del pasado mes de noviembre, los hermanos del Descendimiento aprobaron una cuestión que seguro que marcará el devenir de la corporación que preside Manuel Aguilera: la incorporación de Nuestra Señora de los Dolores del Rayo como titular letífica de la corporación. Serán así los propios hermanos del Descendimiento quienes decidan cuando volverá a procesionar esa imagen indisoluble ya al Sábado Santo en la ciudad y penúltima en recorrer las calles cordobesas, antes de lo que lo hagan el Domingo de Resurrección las del Resucitado y María Santísima de Nuestra Alegría.
Todo ello en un contexto en el que el Viernes Santo, como en el resto de los días de la Semana Santa, las hermandades buscaron una obligada alternativa a las estaciones de penitencia a través de la vía telemática y de las redes sociales. Y todo ello también en un contexto en el que la fe y la devoción se vivieron, como en el resto de la Semana de Pasión de 2010 asimismo, en las calles, por ejemplo, con anónimas flores colocadas en el exterior de las iglesias, como el manto vegetal colocado a los pies de las puertas de San Jacinto en honor a las Virgen de los Dolores, o con fotografías de distinto tamaño de distintas tallas de la Semana Santa cordobesa.
El 2020 iba a ser el año de La Conversión, estaba escrito que la hermandad de Electromecánicas debía el Viernes Santo cumplir su anhelado sueño de realizar su primera estación de penitencia en la Semana Santa de Córdoba, -hasta ahora procesionaba el Sábado de Pasión- pero la crisis por el coronavirus, ese virus del demonio, lo ha impedido. Y también ha extendido el dolor y la frustración por las cofradías del resto de la jornada, las de la Buena Muerte, la Soledad, la Expiración, el Descendimiento, el Santo Sepulcro y los Dolores.
También iba a ser una jornada histórica para La Soledad, que el Viernes Santo de 2020 habría salido por última vez desde la parroquia de Santiago –ubicada en el barrio del mismo nombre–, tras aprobar su traslado a una nueva sede canónica, la franciscana iglesia de Santa María de Guadalupe, en el barrio de Levante. La Soledad, cofradía franciscana, recordará que organizó para emitir por vía telemática el audiovisual Viernes Santo 2020-Una mirada al pasado, un vídeo que recogía desde u primera estación de penitencia, allá por 1978, narrado por el pregonero de la Semana Santa de este año y hermano de esta cofradía, Rafael Fernández Criado, y que tampoco se ha podido celebrar.
Concluye el Sábado Santo con un rayo de esperanza, el de que todo vuelva a la normalidad para celebrar como Dios manda la Semana Santa de 2021.
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