Semana Santa

Pronósticos vs. itinerarios

  • La inestabilidad meteorológica marca un año más el inicio de una Semana Santa cuyo resultado será incierto, lo que provoca que los cofrades, en mayor o menor grado, muestren sus temores ante el cielo.

HACE sólo unos días, el concejal de Fiestas, Rafael Jaén, mostraba su confianza en el buen tiempo para esta Semana Santa, "porque no puede ser peor que el del año pasado". A esto añadió que por las fechas en que estamos, y con este aire, no hay nada decidido hasta última hora. Este edil, veterano cofrade, se deja llevar por la experiencia que hasta ahora no ha fallado. Desde que dijo esto, cada vez que se le da para actualizar el pronóstico del tiempo en la página que sea de internet, se ve que varía la previsión.

La única certeza, por tanto, es la de las horas venideras. Esta situación, que no es inédita en la historia cofrade de la ciudad, pero que sí se repite con contumacia por segundo año consecutivo, hace que las vísperas se vivan con inquietud en el seno de las hermandades. Estos son días de ultimar los preparativos, de rematar el trabajo de todo un año y de disponerse a vivir los días grandes de la Semana Santa.

La coincidencia de estas labores con unos pronósticos inciertos es una mezcla explosiva, y más cuando se puede vivir al segundo. La estampa es la siguiente en numerosos lugares donde se preparan los cortejos procesionales: mientras un grupo se afana en ajustar las jarras, en limpiar el pan de oro, en colocar meticulosamente las flores mientras a pocos metros, muy pocos, hay otro grupo que no deja de hablar del tiempo. Con sus smartphone en las manos consultan una página y otra y no dejan de meter el dedo en la herida de la inestabilidad, el peor de los pronósticos que se le puede dar a un cofrade. Si la previsión es claramente positiva o negativa desde tiempo antes es diferente a navegar en un mar de dudas para tener que tomar una decisión a la hora de la salida, con la presión de un templo lleno de nazarenos y la puerta abarrotada de público.

Afortunadamente, la mentalidad del cofrade actual no es la de hace unos años, cuando una suspensión por lluvia podía llegar a la agresión verbal a los miembros de una junta de gobierno mientras los goterones de agua caían sobre los adoquines de la calle. Los miembros de la cofradía, y los cordobeses en general, han madurado lo suficiente para conocer que el incremento patrimonial que han tenido las cofradías en las últimas décadas no se puede arriesgar de forma irresponsable por un capricho.

Esta situación no evita el mal trago de todos cuando las nubes amenazan sobre la ciudad. Pero mientras los cofrades lo sobrellevan desde una perspectiva adulta, quienes peor lo pasan, quienes más lloran si se suspende la procesión, quienes se dan los golpes de pecho más fuertes por ver a sus titulares encerrados en el templo son quienes, precisamente, no han entrado en el mismo desde la Semana Santa anterior.

Si el movimiento cofrade cordobés ha evolucionado en los últimos años en el aspecto patrimonial también lo ha hecho en saber las responsabilidades que tienen las juntas de gobierno con unos enseres que cuesta mucho trabajo realizar y que hay que legar en perfecto estado a las generaciones venideras.

Por todo esto, cuando la posibilidad del más mínimo chubasco aparece por el horizonte, quedan a un lado las demás prioridades. El cuadernillo de los itinerarios, que es el elemento más estudiando en estos días para encajar el desarrollo personal de la Semana Santa, de cofradía en cofradía, de esquina en esquina, queda arrinconado por una previsión meteorológico que es la verdadera protagonista.

Estas circunstancias no impidieron que ayer se viviera la víspera del Domingo de Ramos cono si todo fuese a ser normal. Los hermanos de la Agonía salieron a las 16:00 del barrio del Naranjo para trasladar a su titular hasta la Catedral, desde donde iniciará su estación de penitencia el próximo Martes Santo. No fue una procesión propiamente dicha, pero como si lo fuese. La banda de cornetas y tambores de la propia cofradía abría un cortejo con una nutrida representación de sus hermanos y de todos los que se iban sumando mientras cruzaban la ciudad camino de su destino.

En varios puntos del recorrido cayeron algunas gotas de agua que hicieron que se acelerara el ritmo, con lo que se ganó tiempo sin descomponer la estampa del traslado. Cuando el crucificado de Antonio Castillo Ariza entró en la Catedral fue cuando arreció la lluvia algo más. Pero el peligro había pasado.

Los cofrades de la Huerta de la Reina no corrieron ayer ese riesgo puesto que cerraron la Cuaresma bajo el techo de la parroquia de San Fernando. A las 21:00 comenzó el tradicional concierto que la agrupación musical Nuestro Padre Jesús de la Redención dedicó a su titular, que en esta ocasión tuvo un matiz bastante especial. Los miembros de esta banda rindieron un homenaje a uno de sus más veteranos componentes, Alejandro Tendero, fallecido a finales de enero.

Por último, la Agrupación de Hermandades celebró su tradicional exaltación a la saeta en la plaza de Capuchinos, que en esta ocasión corrió a cargo de la artista Patricia Vela y contó con la participación de los saeteros Pepi Abad, Pedro Hidalgo y Mari Carmen Abad, de la escuela de saetas de Francisco Castellón. La banda de cornetas y tambores de Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado también intervino con la ejecución de algunas marchas procesionales.

LA crisis económica está, cómo no, dejando también su huella en las cofradías cordobesas. El ritmo de altas no es tan alegre como el de hace unos años, las papeletas de sitio han entrado en descenso en algunas hermandades y, lo que es más importante, las fuentes de ingresos se han secado, como un manantial serrano en pleno mes de agosto.

Para paliar esta situación las cofradías también han hecho sus respectivos planes de ajuste, al igual que las instituciones y empresas. En la mayoría de los casos las obras sociales no sólo se han mantenido, sino que se han incrementado, para que la Iglesia llegue a los numerosos rincones a donde no llegan las administraciones. También se buscan recursos alternativos y también se aplican recortes.

El capítulo de gastos es el que se ha llevado el tijeretazo directo de las juntas de gobierno para reducir unos pagos y poder así cuadrar las cuentas. Hay partidas que no se pueden tocar, pero en aquellas que admiten una aminoración lo notaremos en esta Semana Santa. Así, algunas cofradías han bajado la calidad de los cirios de los nazarenos y, sobre todo, las flores de este año no serán las de años anteriores.

Los pasos de los titulares llevarán su dignísino exorno floral, pero las exóticas combinaciones de antaño quedarán un poco relegadas. Desde hoy veremos mucho clasicismo, mucho clavel, y la explicación está en los recortes.

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