Gloria más allá del Zumbacón
La Merced
La cofradía de la parroquia de San Antonio de Padua suspende su estación de penitencia ante la mala previsión meteorológica.
MÁS allá del Zumbacón está la Santa Iglesia Catedral aguardando la llegada de los nazarenos de La Merced, los mismos que visten túnica, capa, cubre rostro y escapulario color marfil y correa de cuero. Más allá de la Merced está la fe de los centenares de vecinos de la parroquia de San Antonio de Padua. La lluvia, ¡ay la lluvia!. Qué impertinente resulta un Lunes Santo y cuánto más en el Zumbacón. Otro día en el que sufrir la penitencia añadida de la lluvia y en el que Córdoba no pudo disfrutar del trayecto más largo de la jornada, en un día que llena de orgullo a un barrio de origen humilde como es el Zumbacón. La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas, Nuestra Madre y Señora Santa María de la Merced y San Antonio de Padua, la primera en salir a la calle y, la primera en anunciar que no hacía estación de penitencia. A pesar de pedir la media hora de rigor, en un intento de que el cielo diera una oportunidad, el rigor cofrade pudo más, a pesar de que media hora más tarde lucía el sol.
En una abarrotada Agrupación Córdoba, una de esas calles de entrada a la capital despejada de coches a primera hora de la tarde, la lluvia frustró uno de los grandes sueños de esta gran cofradía de barrio. Y en esas aparecen las lágrimas, los lamentos, la incomprensión de los más jóvenes. La lluvia, ay la lluvia. Y la razón se nubla por el corazón y se siente algo parecido a uno de los versos del gran T. S. Elliot que dice "una cosa infinitamente tierna, sufriendo infinitamente". Pues eso es lo que sintieron en el corazón de todos y cada uno de los integrantes de la cofradía de La Merced.
"Creo que es una decisión acertada, no podemos arriesgarnos después de lo que pasó el Domingo de Ramos", considera Manuel Ropero, costalero del paso del Cristo de Coronación de Espinas desde hace 24 años. "Hay que respetar la decisión, para bien o para mal y hay que ser respetuoso", insiste, al tiempo que confiesa que él está con el corazón "divido" tras saber que no va a sacar al Cristo a la calle ni tampoco llegar a la Catedral después de ajustar los horarios con el resto de cofradías del Lunes Santo. Esas declaraciones fuera, en la calle, donde llovía con fuerza pasadas las cuatro de la tarde y corría el aire. Mientras, en el interior del templo de San Antonio de Padua, los hermanos celebraron un vía crucis. De manera privada para orar y llorar con auténtico desconsuelo frente a sus titulares que lucían con suma elegancia y cuidado como la hermosa Virgen de la Merced de Francisco Buiza. En la calle, de nuevo, paraguas abiertos bajo los que esperar a que el sol saliera -que lo hizo minutos después- y poder contemplar a los titulares de La Merced a partir de las 18:00, según rezaba el cartel informativo que la cofradía colocó en las puerta de la iglesia y dependencias parroquiales. Las puertas permanecieron abiertas hasta bien entrada la noche para que Córdoba pudiera rezar a los titulares de La Merced.
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