El uso del GPS para saber cómo llegar a la carrera oficial

HACÍA nada menos que cuatro años que dos hermandades del Miércoles Santo que no llegaban a la carrera oficial. La lluvia, siempre la lluvia, les había impedido o salir a calle o culminar el recorrido. Esta larga ausencia de las calles cordobesas hizo que los cortejos procesionales de la Pasión y del Perdón necesitaran poco menos que de un GPS para orientarse y llegar sin problemas al palquillo de entrada en la calle Claudio Marcelo. La falta de práctica tiene estas cosas.

“¿Ésta es nueva?”, comentó alguien en las Tendillas al ver las túnicas blancas y los cubrerrostros negros de la hermandad de San Roque. No le faltaba un ápice de razón a esta interrogación, ya que un hermano de Pasión señalaba en la mañana de ayer que a su cofradía no iba a haber quién la conociera debido a la cantidad de estrenos que han ido acumulando a lo largo de estos años y que por culpa de la lluvia, siempre la lluvia, no se pudieron estrenar hasta ayer. Los de San Roque han completado y reformado el paso de misterio y los de San Basilio tienen ya bordadas por Mercedes Castro las bambalinas delanteras y traseras del paso de la Virgen de Amor.

La tarde de ayer, a diferencia de la de los cuatro años anteriores fue luminosa y caldeada. El sol brilló e hizo que el Miércoles Santo fuese una jornada como las de hace más de un lustro. La mala racha comenzó en 2005 cuando estas dos hermandades, que son las más tempraneras del día, estaban ya en la calle. Fue un chaparrón imprevisto, a traición. Las cubiertas de la Catedral descargaban el agua en la mitad de la calzada, por donde tanto los de la Pasión como los del Perdón aligeraban el paso para buscar refugio seguro en las naves de la Mezquita. Los daños en el patrimonio de ambas cofradías fueron cuantiosos y las reformas tampoco se pudieron estrenar al año siguiente, porque la situación fue parecida. En esta ocasión, la tormenta les pilló un poco más adelante. Los de San Basilio estaban en las inmediaciones de la calle de la Feria, por lo que se resguardaron en San Francisco, de donde regresaron a su templo el Sábado Santo. Los de San Roque, en cambio, acudieron al amparo de la Catedral, de donde volvieron a salir a las 20:30 una vez que pasó el riesgo de agua.

Tanto en 2007 como en 2008 se repitió el mismo panorama, ya que ninguna de las dos llegaron a plantar la cruz de guía en la calle. El riesgo existía, y la experiencia de los años anteriores les hizo tomar con acierto todas las precauciones posibles. Se pidieron las medias horas de cortesía para retrasar la salida, pero no fue posible. Finalmente se quedaron en sus respectivos templos, entre la impotencia y la rabia de sus hermanos. Cuatro años sin salir son demasiados.

Pero esto es ya historia y así lo saben los cofrades del Miércoles Santo. El ambiente que se respiraba ayer hacía presagiar que el día iba a ser distinto, tanto porque el sol así lo proclamaba desde los alto y porque así lo certificaban todos los pronósticos meteorológicos habidos y por haber. De este modo, planteaban con seguridad que iban a salir a la calle y que iban a regresar con tranquilidad, sin imprevistos a sus templos, como así sucedió.

Los estrenos acumulados en los últimos cuatro años esperaban, al fin, su lucimiento por las calles de Córdoba. Del mismo modo, la hermandad de la Paz lució ayer el nuevo manto de su titular, el estreno más destacado de este año. Obra del taller de bordado de Salteras fue bendecido el pasado Viernes de Dolores y ayer ofreció una imagen distinta de esta dolorosa. El paso de misterio también se presentó a Córdoba con un exorno floral distinto. Las hojas de camelia, de verde intenso, sirvieron de fondo a unos iris blancos y a las exóticas proteas que ya usó la hermandad del Remedio de Ánimas hace unos años.

La Misericordia y el Calvario, por su parte, salieron a la calle con sus cortejos clásicos en los que el aire de otros tiempos está presente en cada uno de sus detalles.