Francisco Román, pregonero de la Semana Santa de Córdoba 2023

Francisco Román: "Me alegro de hacerlo ahora y no antes porque este pregón es muy mío"

Francisco Román posa para 'el Día' ante el Señor de la Fe.

Francisco Román posa para 'el Día' ante el Señor de la Fe. / Miguel Ángel Salas

Con las ideas muy claras de lo que quiere transmitir en un pregón "muy personal" de la Semana Santa de Córdoba 2023, que tendrá lugar este sábado en el Gran Teatro (19:00), Francisco Román (20-6-1956), que atiende a el Día en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba junto al Señor de la Fe y la Virgen de la Esperanza del Valle, los titulares de la Sagrada Cena, reconoce que tiene "la responsabilidad y el honor" de disertar sobre "una Semana Santa que ha evolucionado muchísimo". 

-¿Quién es Francisco Román en el mundo de las cofradías?

-Por principios soy un cofrade de a pie. Actualmente, soy hermano de la hermandad de la Cena y del Nazareno, y mis comienzos fueron en la Borriquita y en el Prendimiento, que era la hermandad de mi padre.

-Ha nombrado la Borriquita, el Prendimiento y la Sagrada Cena, ¿qué significan estas hermandades para usted?

-Significan mucho. En principio, la Borriquita y el Prendimiento son mis orígenes. Son dos hermandades en las que empecé gracias a mi padre, que era antiguo alumno salesiano y secretario de la Asociación de Antiguos Alumnos y miembro de la Junta de Gobierno de la hermandad del Prendimiento. A mi padre le gustaba muchísimo la Semana Santa y solía salir de nazareno en aquella época, los años 40, pues los sacapasos de entonces eran los que salían vestidos de nazareno. En 1963, cuando la Borriquita se pone en la calle en los Salesianos, porque antes existe otra en la Trinidad que dejó de dejar su actividad en 1957, pues de algún modo tuve la suerte de ser hermano fundador y en la que estuve saliendo 12 años seguidos sin que nos lloviera. Cuando dejé la túnica de hebreo, cogí la del Prendimiento e iba de celador. Luego llega la época de la Universidad y vivo un momento de alejamiento de la cofradías, aunque no faltaba nunca a la Borriquita ni al Prendimiento. Eso era cita de vida. Y luego mi mujer es de Utrera. Cuando llegaba la Semana Santa, nos íbamos a Utrera y la vivía con bastante intensidad. Luego ya aquí en Córdoba hay un momento en el que yo empiezo a tener un cierto acercamiento y llegamos aproximadamente al año 93 cuando se bendice el Señor de la Fe. Yo iba a darme de alta otra vez en el Prendimiento, que era la cofradía de la familia, lo que ocurre es que no sé qué problema hubo con la señora que confeccionaba la túnica y al final aquello no cuajó. Y a todo esto me encuentro con Pedro Rojas, que ha sido hermano mayor muchos años aquí de la Cena y antiguo compañero de colegio, y me dice que me hiciese de la Cena. Ese fue uno de uno de los que tiró de mí y luego estuvo también y paralelamente en el tiempo prácticamente la madre de Miguel Ángel González Jurado, la Pepa, que un día me dice mira que Cristo más bonito ha hecho mi tulili. Me enseñó el cartel de la bendición y a mí me encantó y me doy de alta en la Cena, en la que han sido veintitantos años de junta de gobierno.

-Una evolución que ha vivido también la hermandad de la Sagrada Cena.

-Evidentemente. La evolución ha sido notable. Nosotros estábamos en la Trinidad. Era un sitio extraordinario y allí fue donde se consigue que la hermandad se funde. Hemos de tener en cuenta que la hermandad se funda en torno a la primitiva imagen de María Santísima de la Esperanza del Valle, pero el problema es que la cofradía no tenía dónde recalar. Estamos hablando del año 1983 cuando empiezan las primeras reuniones y por lo que he podido leer en los libros de actas fueron ocho o nueve iglesias las que tocaron, y en ninguna encontraron un hueco. La cosa llegó a ser tan desesperada que un día deciden poner la imagen de la Virgen en una tienda de cortinas que había junto a la actual farmacia del Globo, allí en la calle Diego León con Alfonso XIII. La exponen allí para reclamar una casa. Y Don Antonio Gómez Aguilar, que entonces era párroco de la Trinidad y un hombre extraordinario, pues acertó a pasar por allí y dijo que eso él no lo podía permitir. Y entonces la hermandad fue a la Trinidad. No éramos los últimos, porque detrás nuestra llegó el Perdón, lo que pasa es que se fueron a San Roque y dentro de la iglesia ya estaba el Vía Crucis y la Santa Faz, con los colegios. Entonces digamos que nuestra clientela potencial era nula. Hasta que en el año 94 sale el Señor por primera vez, los vaivenes eran bastante acuciados. El caso es que por una circunstancia puramente accidental, pues un hermano de la hermandad nos dice que había la posibilidad de comprar un local aquí en la calle Francisco González Pancho. Se compra ese local y se hace la presentación aquí en el barrio, pero al párroco de entonces no le gustaban las cofradías. Aunque acudió aquel día allí a la presentación, dijo que en su proyecto pastoral no entraba el tener una cofradía. Acudió también el párroco de la Trinidad, que entonces era Don Santiago Gómez Sierra, actual obispo de Huelva, y él le dijo al anterior párroco, Don José Pérez Galisteo, que estos son de la Trinidad y que simplemente están aquí porque han encontrado esta casa. Al cabo de un mes me encontré con Don Joaquín Fernández, párroco de Consolación y compañero mío de colegio. Tras una conversación, surge la posibilidad de ir a Consolación. De hecho, estuvimos a punto de ir. Faltaban una semana o dos cuando surge la posibilidad de venirnos aquí. Entonces el párroco inicial había sido sustituido por Tomás Pajuelo, que nos recibió con los brazos abiertos. El barrio nos acogió y nos sigue acogiendo con muchísimo cariño.

Francisco Román posa para 'el Día' en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba. Francisco Román posa para 'el Día' en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba.

Francisco Román posa para 'el Día' en la parroquia Beato Álvaro de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

-¿Qué supuso para usted ser designado pregonero de la Semana Santa de Córdoba?

-Fue una responsabilidad, un honor y una mezcla de sensaciones y emociones. No me lo esperaba. Realmente no me lo esperaba. Yo sé que hace ya unos años estuvo mi nombre como un posible candidato, pero aquello al final no había cuajado. El tiempo iba pasando y era algo que había descartado. Entonces, cuando me llamó la presidenta, pues fue una gran alegría. Ella me dijo que me iba a meter en un marrón y la verdad que ha sido una sensación de mucha emoción. También me alegro y mucho de que el momento haya sido ahora y no antes porque este pregón es muy mío.

-¿Muy personal?

-Sí, será muy personal. He asistido a pregones y tengo unos pocos pregones en casa de los que se han editado aquí en Córdoba. De Sevilla tengo un montón también. Lo primero que hice fue hacer acopio, pero luego dije que no quería influencias. Solo quiero que lo que salga sea de mis adentros. Y entonces el único que leí fue el de Pablo García Baena. No he leído con carácter previo ningún pregón, solo literatura cofrade, que tiene poema, párrafos y un análisis bastante interesante. Para este pregón, he hecho una cosa muy mía, muy particular. Es un enfoque muy personal y me coge en un momento personal de tranquilidad, de sosiego, porque estoy jubilado y entonces me puedo permitir el lujo de dedicarle tiempo a pensar y a escribir. Al principio, cuando a mí me me dan la noticia, yo me pongo a escribir como un loco, aunque el esquema lo tenía claro. Cuando lo hice y empiezo a leerlo, empecé a meter la tijera. Y todavía estoy tentado a quitar alguna frase que no me rompa el hilo.

-¿Está siendo más intensa esta Cuaresma para usted?

-Por supuesto. Yo siempre vivo la Cuaresma aquí en mi hermandad. Este año fundamentalmente por ser pregonero, pues estoy asistiendo a muchos más actos. Estoy tirando de agenda y yo siempre me he guiado por la memoria. Está siendo muchísimo más intensa y también estoy pendiente más porque formo parte del jurado del premio Gota a Gota. Entonces tengo que estar mucho más al día que en otras ocasiones.

-¿Cómo será su pregón?

-El pregón tiene tres fases muy distintas unas de otras. Hay una primera fase en la que hablo de mi experiencia de niño, de mis orígenes, de cómo era la Semana Santa que yo vivía en los años 60. Luego hablo de mi incorporación a la hermandad de la Cena. Y luego planteo unas conclusiones acerca de lo que para mí es el mundo de las cofradías en la actualidad. Luego hay una segunda fase, que es el núcleo central, en la que lo que hago es narrar la Pasión según Córdoba. Entonces, el hilo conductor son las imágenes cristíferas. A veces establezco diálogo con la imagen y otras veces aprovecho la escena para narrar lo que yo siento y me produce. Y el último apartado lo dedico a la Esperanza del Valle. Por mi origen salesiano, pues yo soy más mariano que cristífero y estaba loco porque saliera a la calle. Soy el fiscal de palio y la cantidad de emociones, sensaciones y de vivencias que eso produce, la verdad es que ya me gustaría que todo el mundo tuviera la opción de poder pasar por ese puesto delante de su Virgen o delante de su Cristo.

-¿Han evolucionado mucho las cofradías?

-Desde el punto de vista formal y material, esto no tiene nada que ver. La Semana Santa que yo vivía aquí en los años 60 o la que conozco a través de la fotografía de Ricardo, ya que tuve la inmensa suerte de hacer una exposición en la iglesia de la Magdalena con sus fotografías, era muy conceptista, utilizando el término literario. No era una Semana Santa barroca y culterana, como podría ser hoy. En aquellos años con cuatro palos te hacían una parihuela y con una sábana simple y sencilla y mucha flor te sacaban un paso a la calle. Por ejemplo, la hermandad de la Misericordia en tres meses se funda y sale a la calle. Eso hoy en día es impensable. Grandes misterios en Córdoba no los había, porque además las proporciones de los pasos era más reducida porque cuando era la procesión oficial del Santo Entierro, que iban a la Catedral, pues por la calle en la que entraban era la calle Céspedes. Hoy en día el enriquecimiento patrimonial de las hermandades es tremendo. Y luego estamos llegando a que el bordado está empezando a tener peso en la Semana Santa de Córdoba, que hasta hace poco prácticamente era inexistente o eran piezas muy antiguas. Entonces, en ese sentido, la Semana Santa ha evolucionado muchísimo. Luego, desde el punto de vista del patrimonio humano, la cosa ya deja más que desear. En mi opinión, algo fundamental es la falta generalizada de formación. No digo que no se haga, pero digo que habría que hacer muchísima más. La gente en la calle no sabe comportarse. Entonces muchas veces nosotros miramos, como se dice, a 130 kilómetros Guadalquivir abajo y es otro mundo y no podemos compararnos. Somos ciudades hermanas, pero muy distintas una de la otra. Nuestra idiosincrasia y nuestra forma de ver las cosas es muy distinta. Y en nuestra idiosincrasia la participación, por ejemplo, en la Semana Santa, lo mismo que en la Feria o en el Carnaval, la gente no le gusta participar. A la población, en general, lo que le gusta es mirar. La falta de formación cofrade, así a nivel general y luego ya más específicamente dentro de las hermandades, hace falta muchísima.

Francisco Román posa para 'el Día' ante el Señor de la Fe. Francisco Román posa para 'el Día' ante el Señor de la Fe.

Francisco Román posa para 'el Día' ante el Señor de la Fe. / Miguel Ángel Salas

-¿Ha ganado la Semana Santa con el cambio de la carrera oficial al entorno de la Mezquita Catedral?

-Desde el punto de vista estético, sin duda. Eso es una una realidad que está ahí. Desde el punto de vista del culto, también. Hacemos estación de penitencia en el primer templo de la diócesis, que es lo que corresponde y no como antes que hacíamos cada uno su estación de penitencia donde podía. Ahora bien, para mí, la carrera oficial en las Tendillas era muy cómoda, porque me permitía moverme por la ciudad y podía ver en un día todas las cofradías. No tenía que pegar muchos saltos. Hoy en día cuesta muchísimo trabajo pasar de un lado a otro. Todo confluye en el mismo sitio. Entonces me gustaba más las Tendillas porque me podía mover y aquí tienes que optar.

-¿Qué le parece que se vuelva a hablar de introducir más cofradías a la Madrugada?

-En mi opinión, no tiene mucho sentido porque no forma parte de la tradición ni de la devoción. Tiene una finalidad turística. Si hay una hermandad que surge y dice yo quiero hacer estación de penitencia en la Madrugada, bienvenida sea. Pero forzar una Madrugada cuando aquí en Córdoba la gente está loca por terminar el Jueves Santo para salir corriendo para Sevilla y cuando en los pueblos de Córdoba tienen una Semana Santa arraigada y además de siglos... El intento que hubo de aquella Madrugada en la que estaba la Merced fracasó porque los cordobeses no respondimos. Lo hemos visto recientemente con la coronación de la Virgen de la Paz. Llegaron hasta el Ayuntamiento y a partir de ahí la hermandad de la Paz se quedó sola. Ellos esperaban que la Plaza de Colón fuera como un Miércoles Santo y no lo fue porque los cordobeses somos así. En Sevilla, la Madrugada tiene tirón por sus imágenes, que es por la tradición. Nosotros no podemos perder de vista que uno de los elementos fundamentales y definitorios de la Semana Santa es precisamente ese de la tradición. Si no hay tradición, la cosa no funciona.

-¿Qué le parece la irrupción de las nuevas prohermandades y hermandades de cara también un posible ingreso en la Semana Santa de Córdoba?

-Todo lo que sea mover a la gente entorno a las cofradías y la iglesia me parece importante. Yo estoy admirado del tirón que están teniendo las hermandades de, por ejemplo, la de la de la Presentación, la de Cañero. El éxito que han tenido las de Palmeras y Electromecánicas, que son cofradías que ponerlas en la calle tiene tarea. El éxito que está teniendo también la Bondad. Desde el punto de vista estrictamente organizativo, pues yo no sé si Córdoba tiene capacidad para esto. Las nuevas hermandades que están saliendo están obrando en detrimento de la hermandad del Centro. Algunas con siglos de tradición, están atravesando momentos muy difíciles. Entonces siempre te queda la cosa esa de decir qué hacemos, pero al final eso también forma parte de la idiosincrasia cordobesa. Algunas veces yo he llegado a pensar que Córdoba es una acumulación de barrios, que está uno al lado del otro y que no tienen nada que ver uno con otro. Entonces por ahí podríamos entender el éxito que están teniendo en los barrios estas nuevas hermandades. ¿Qué es lo que va a pasar de aquí al futuro? No lo sé, pero evidentemente si esas hermandades llegan a coger peso y solvencia, más temprano que tarde, van a querer entrar en carrera oficial, lo cual significa que habrá que reorganizar la Semana Santa con una Madrugada o habilitando el Sábado Santo.

-Con toda esta evolución y crecimiento, ¿ve antes una Madrugada o un Sábado Santo?

-Yo vería más factible un Sábado Santo, aunque también dependería de las hermandades que teóricamente tendrían que pasar ahí. Hombre, entiendo que hay hermandades como la Soledad o el Sepulcro que lo suyo es que cierren la Semana Santa. Otra cosa que estás hermandades estén dispuestas a aceptar ese cambio. Creo que es un cambio fundamental, radical, con el fin de dejar huecos para que otras hermandades puedan entrar. Por ejemplo, el Traslado al Sepulcro sería otra candidata para esa fecha. Pero claro hay que organizarlo de alguna manera, porque la carrera oficial es que tiene el espacio que tiene y entonces hay que plantear alternativas para que haya una circulación que sea fluida y que no se produzcan esas aglomeraciones y atascos. Eso hay que pensárselo y meditarlo, y hacer muchos estudios al respecto. Es complicado, pero esto es algo vivo y que tiene que seguir haciéndose porque la Semana Santa es algo vivo también.

-Por último, ¿con qué se queda de la Semana Santa actual de Córdoba?

-Me quedo con mis dos hermandades actuales. Me quedo evidentemente con la Cena porque es la que vivo, pero también me quedo con mi hermandad del Nazareno. Para mí la hermandad del Nazareno tiene dos de las mejores imágenes que hacen estación de penitencia en la Semana Santa de Córdoba, y diría que entre las cinco primeras de la Semana Santa Andalucía porque son auténticas joyas. Particularmente a mí me emociona María Santísima Nazarena y cuando la vi que estaba en el cartel, la verdad que me llevé un alegrón. Por supuesto, la Virgen de las Angustias, Nuestra Señora de los Dolores y luego mi hermandad del Prendimiento, que está evolucionando y está dando unos pasos agigantados. Tienen un proyecto muy bonito en marcha y eso siempre gusta. Aunque hoy en día no sea hermano de cuota, sigo teniendo ese sentimiento especial hacia la hermandad del Prendimiento. También otra es la de Ánimas, que es una hermandad que me gusta mucho. En general, las de negro me gustan aunque no vista o no haya vestido nunca la túnica de negro. O el Vía Crucis que es también otra hermandad que me mueve la entraña.

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