Baena

La sublimación del tambor

  • La enorme plaza de Palacio, en el barrio de la Almedina, se queda pequeña asistir al acto central de la tamborada, con 22 municipios participantes.

Las XXXI Jornadas de Exaltación del Tambor y el Bombo continuaron sin apenas descanso en la mañana de ayer. La madrugada no dio tregua y con las primeras luces del día aún se distinguía el sonar por doquier de tambores y bombos. El corazón de Baena latía aún con fuerza tras el paso de las horas.

Poco a poco, el estruendo de tambores empezó a concentrarse en un único lugar. La plaza de Palacio, en el barrio de la Almedina y al pie de su castillo amurallado, se tornó protagonista. Tamborileros y amantes del sonoro instrumento subieron hasta lo más alto de Baena para asistir al acto de exaltación en el que los 22 municipios participantes hicieron gala de sus toques y redobles.

Y la enorme plaza se volvió a quedar pequeña. La idiosincrasia y esencia de cada pueblo tamborilero emanó de las sabias y emocionadas manos de sus cofrades, quienes a golpe de baqueta llenaron este espacio medieval de un sentir único y especial vitoreado en cada momento por un millar de asistentes.

Tras tres horas de acto, los judíos de Baena cerraron con sus redobles la exaltación al tambor arropados por los aplausos de los asistentes, baenenses y foráneos. En unos minutos, este histórico entorno custodiado por el Castillo quedó desierto y la localidad volvió a llenar sus calles de sones tamborileros moviéndose de aquí para allá.

Fue en el día de ayer cuando se concentró la mayor parte de las actividades organizadas para esta tamborada, ya que además del acto central de exaltación tuvo lugar un espectáculo flamenco a cargo de la academia de baile de María del Mar Luna que, a ritmo de marchas procesionales y taconeos, homenajeó a la Semana Santa local en el teatro Liceo.

De nuevo, y sin descanso, de una actividad a otra. Así tuvo lugar el desfile de delegaciones oficiales, en el que los 22 municipios participantes desfilaron con sus tradicionales atuendos y volvieron a exhibir toques y tambores. Entre los baenenses, sobre todo los de menor edad, llamó enormemente la atención las vestimentas de algunos cofrades, como las estampadas túnicas de la localidad murciana de Moratalla, o la belleza extraordinaria de los tambores de Tobarra o de Hellín.

Pese a una inesperada tormenta de granizo, el desfile continuó y finalizó en la plaza de la Constitución, donde en torno a medianoche hubo un espectáculo en el que se llevó a cabo el arte de echar las cajas, un acto conocido en otras ciudades del Consorcio Nacional como la rompida de la hora y que consiste en que todos los tamborileros participantes en las jornadas tocan el tambor y el bombo al unísono, cada uno con su característico toque, concentrando el sonido en un único lugar. Como si de un trueno se tratara, Baena tembló.

La celebración de estas jornadas han servido, además, para mostrar a las miles de personas llegadas desde otras tierras el rico patrimonio histórico y cultural que posé la localidad. Por ello, a primera hora de la mañana de ayer el Ayuntamiento organizó un breve pero intenso recorrido turístico por Baena, en el que se mostraron varios museos y monumentos y se inauguró un azulejo conmemorativo de estas jornadas, ubicado en la Muralla, obra del artista baenense Ramón Torres y en el que se pueden ver a varios tamborileros de los pueblos del consorcio. La mañana de hoy servirá para hacer balance y despedir a los miles de visitantes que han colmado Baena desde el viernes. La Semana Santa está ya a la vuelta de la esquina.

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