Un informe alerta de la "baja" calidad de los ríos y arroyos de Córdoba

Medio ambiente

El estudio advierte de vertidos de alpechín, la presencia de fitosanitarios o el impacto de los pozos

El Guadiato es el único río de la provincia cuyas aguas presentan una calidad “muy buena”

Actividades náuticas en el Genil, en Palma del Río. / R. Morales

“La calidad de nuestros ríos y arroyos es baja”. Así lo advierte el programa Andarríos de la Consejería de Medio Ambiente en su informe de conclusiones de 2018, en el que describe problemas como vertidos a los cauces, acumulación de basuras o la presión de la agricultura. En el último año, este programa de participación y sensibilización ambiental ha analizado la situación de una docena de cauces de la provincia de Córdoba y sólo en un caso, el Guadiato, a su paso por Fuente Obejuna, la conclusión es que la calidad del agua es “muy buena”. El resto, desde el Guadalquivir al Guadajoz, el Genil o el Anzur, presenta un amplio número de problemas ambientales.

Uno de los que peor se encuentra, según el muestreo realizado, es el río Cabra. Andarríos analiza, en concreto, su situación al paso por Aguilar de la Frontera, donde observa “una tubería que vierte directamente al cauce”. El tramo está “en mal estado” por un conjunto de circunstancias que incluye “falta de árboles, presión agraria, una carretera cercana, PH, residuos...”.

También en la zona Sur de la provincia, la situación del Anzur, en Lucena, no es mejor. “Aunque aparentemente parece sano y se conserva un bosque de ribera, sin vertidos importantes, la puntuación es baja”, concluye el análisis. Los motivos son varios, como la presencia de manchas de sulfato en las orillas, rodadas de tractor y la marca de una manguera, signos de haber llenado o vaciado la tina en el río. También se detectan “residuos plásticos y fitosanitarios”.

Detectada la araña lobo en el Bejarano

Andarríos también analiza el estado del arroyo Bejarano, en la barriada de Santa María de Trassierra, en Córdoba capital. Su situación es “moderadamente buena” pese a tener la mitad de su bosque galería, formado por olmos y arbustos, afectado por una epidemia de grafiosis, lo que ha dejado la cobertura vegetal de ribera “muy reducida, con pérdida de umbría”. La consecuencia es que el soleamiento del cauce ha elevado la temperatura del aire y el agua. Aun así, Andarríos ha localizado por primera vez la araña lobo y un avispón díptero hasta el momento no catalogado en este entorno.

En el caso del arroyo Bejarano, el informe advierte de que “una de las presiones más importantes es la pérdida de agua por extracciones de pozos”, aunque destaca que en el último año la situación se ha recuperado parcialmente. Eso sí, el agotamiento del acuífero está volviendo más ácido el PH del agua.

También en Córdoba capital, Andarríos analiza la situación del Guadajoz bajo el puente de la vía verde de la campiña y advierte de que un poco más aguas abajo, en el cruce de la carretera de Guadalcázar, “hay un gran vertedero ilegal”. “Es vergonzoso”, concluye el informe.

Respecto al Guadalquivir, se realizan sendas mediciones en Palma del Río y Posadas. En el primer caso, la observación tiene lugar en el puente de Belén, donde la única apreciación es el aumento de la presencia humana hasta la desembocadura del Genil desde la apertura del centro de interpretación;el Ayuntamiento ha proyectado además la construcción de un embarcadero, lo que augura un incremento de la actividad de piragüistas. En Posadas, la situación es mucho peor pese a que la observación tuvo lugar en el paraje La Ballesta, incluido en la red Natura 2000. Andarríos aprecia aquí un vertido de aguas residuales con colector, motivo por el que hay proyectada una estación depuradora de aguas residuales (EDAR) convencional.

Así es la situación de otros cauces

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