Subbética

Hallan ocho cuerpos de represaliados en dos fosas comunes del cementerio de Cabra

  • Aremehisa inició los trabajos de localización y exhumación del cuerpo de las víctimas el 17 de agosto y se prolongarán durante un mes

El alcalde de Cabra visita los trabajos de localización de fosas comunes en el cementerio municipal.

El alcalde de Cabra visita los trabajos de localización de fosas comunes en el cementerio municipal.

Cada mañana, sin ninguna omisión en el calendario, familiares de personas fusiladas en los inicios de la Guerra Civil acuden al cementerio municipal de Cabra. Custodian, intacta, a pesar del implacable tiempo y las interminables decepciones, la penosa esperanza de hallar a sus seres queridos en el subsuelo de este camposanto.

Aremehisa, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera ha promovido en el municipio egabrense una campaña de localización y exhumación de fosas comunes. Estos trabajos han obtenido el beneplácito expreso y decidido del Ayuntamiento y de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

Los análisis en la zona civil arrancaron el 17 de agosto y avanzarán durante un mes. En las dos primeras semanas, el equipo de la arqueóloga Virgina Barea Pareja ha logrado encontrar los restos pertenecientes a ocho represaliados.

Seis de los cuerpos han aparecido en una cavidad de tres metros de largo por 65 centímetros de ancho, “bastante similar a otros puntos de exhumación de víctimas de la Guerra Civil”. Los primeros exámenes han corroborado violencia y crueldad puesto que se aprecia “el orificio de salida de haber sido disparados y fracturas en el entorno de la muerte”, prueba irrefutable, indica Virginia Bareja, que ratifica su utilización como “fosa de represión”.

En una zona contigua, en otra profundidad semejante, han sido extraídas otras dos víctimas. La particularidad de esta fosa común radica en la composición doble, con sendos niveles, por lo que, quizás, pudieran haberse depositado más cuerpos en un cota inferior.

Dentro de un espacio cedido por el Ayuntamiento, los restos se someten a estudios arqueológicos y antropológicos, “si me apuráis la más importante”, con la finalidad de lograr “la mayor información posible” en el objetivo primordial de “identificarlos y devolverlos a sus familiares”.

Los testimonios orales y las documentaciones registrales, sobre todo, relativas a partidas de defunción fundamentan y cimentan estas tareas científicas.

Para el alcalde de Cabra, Fernando Priego (PP), quien ha admitido albergar sentimientos incontenibles de “conmoción y emoción” al contemplar, a sólo unos centímetros, “cómo paisanos nuestros fueron ejecutados, asesinados cruelmente, simplemente por pensar distinto”, el Consistorio queda comprometido por “una obligación moral y ética” a secundar y apoyar esta iniciativa "tantas veces como haga falta".

Las fuerzas políticas con representación plenaria, de manera unánime, a través de la Comisión de Memoria Histórica, acordaron contribuir al proyecto de Aremehisa ya que, argumenta Priego, “los familiares tienen todo el derecho a recuperar a las víctimas, darles sepultura y tener un lugar donde recordarlas y homenajear su memoria”.

Excluyendo consideraciones ideológicas y políticas, ha insistido el alcalde popular, “a las víctimas hay que rescatarlas del olvido”. Finalmente, ha vuelto a propugnar “un mensaje de reconciliación entre todos, desde aquella paz que firmamos todos los españoles en la Transición y la Democracia”, aunque, a su juicio, nada “pude servir de excusa para no respetar los derechos más básicos de personas y familias”. Un convenio suscrito entre el Ayuntamiento y la FEMP, en 2018, sufraga esta campaña.

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