Los bomberos de Córdoba: héroes internacionales desde hace más de 25 años
Ayuda Humanitaria
La delegación cordobesa de Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF) ha participado en más de 40 intervenciones en todo el mundo desde 1996
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Antonio Caballero, Salva García y José Gregorio Martín, profesionales del Consorcio Provincial de Bomberos de Córdoba , fueron los héroes cordobeses que estuvieron desde el 6 al 13 del pasado mes de febrero colaborando en tareas de rescate en la ciudad turca de Elbistan tras el terremoto que ha acabado con la vida de más de 50.000 personas. Una labor en territorio turco que ha sido muy alabada por cordobeses, españoles y ciudadanos de todo el mundo.
Estos tres bomberos pertenecen a Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF), una ONG sin ánimo de lucro compuesta por bomberos y sanitarios que trabajan activamente en catástrofes naturales y en proyectos de colaboración se forma anual en países en desarrollo. Concretamente, BUSF lleva en funcionamiento desde 1996 y ha estado presente en más de 40 intervenciones en todo el mundo durante sus 27 años de historia.
La primera intervención que realizó la organización fue similar a la más reciente: un terremoto en Turquía que tuvo lugar en 1999. En 2005, BUSF estuvo salvando vidas en el terremoto de Pakistán; dos años después en el de Pisco en Perú; y en 2010 en los terremotos de Chile y Haití. Le siguen las ayudas humanitarias realizadas tras el terremoto de Nepal (2015); en 2016 tres el seismo de la provincia de Manabi en Ecuador; en las inundaciones en Haití causadas por el huracán Matthew; además de la intervención en República Dominicana a causa del paso del huracán María en 2017; del terremoto de las islas Celebres en Indonesia y la de la erupción del volcán de fuego en Guatemala, ambas en 2018.
La ayuda internacional brindada en Turquía este 2023 no ha sido ni mucho menos la única en la que han participado profesionales de la provincia cordobesa. Y es que, BUSF tiene tres delegaciones en España y una está en Córdoba (además de Madrid y Huelva). Compuesta por unos 40 miembros, uno de sus colaboradores más activos de su Grupo de Intervención en Catástrofe es Antonio Caballero, quien hace menos de un mes fue uno de los héroes en las labores de rescate de Elbistan.
"El terremoto de Turquía ocurrió de madrugada y no me enteré de nada. Me llamaron a las siete de la mañana, me contaron lo sucedido y me dijeron que se estaban pensando mandar el contingente de rescate allí, que si contaban conmigo. Les dije que sí. Así que cogí comida para mi perro de rescate y me puse a preparar lo poco que me dio tiempo a echar al macuto, porque te tienes que ir rápido a Madrid a coger el vuelo", explica el bombero, que actualmente ejerce su profesión en el parque de Baena.
El baenense, a sus 39 años, ha estado en cuatro intervenciones importantes fuera de España. La primera fue hace ocho años y la causó el devastador terremoto que arrasó Nepal en 2015. Una experiencia de la que Antonio Caballero recuerda ese "cierto miedo" que le rondaba por la cabeza al estar "lejos de casa" y en la que el no saber el idioma le jugó una mala pasada. De aquella catástrofe lo que más le impactó fue que el orden público lo manejaba el ejército y las armas eran las encargadas de tener la situación controlada.
"Se vivieron muchos momentos tensos porque la población lo había perdido todo, necesitaba alimentos y ropa de abrigo y el reparto y el control de la situación era tarea de los militares y sus armas", comenta Caballero, quien destaca de su primera experiencia con la ONG el agradecimiento y la bondad de los habitantes de Nepal con una anécdota que lo emocionó mucho:
"Como los hospitales estaban saturados, la población había creado unos hospitales de campaña. Una noche llegamos a uno y recuerdo bien que un equipo sanitario se estaba haciendo una olla de arroz. Pese a que estaban sumidos en la miseria y apenas tenían nada, uno de los médicos salió del campamento detrás de nosotros para ofrecernos comida. No pudimos aceptarla porque sabíamos que ellos no tenían absolutamente nada más que eso, pero realmente demuestra el valor de las personas", comenta.
En 2017, Antonio Caballero acudió al rescate de vidas tras el huracán María de República Dominicana y un año después, a Guatemala por la erupción del volcán de fuego. Eso sí, la que más le ha marcado ha sido la más reciente, la del terremoto de Turquía y Siria, ya que, tras 16 años ejerciendo de bombero, 15 de ellos como cooperante en la ONG, esta experiencia le dejó el rescate más especial de su vida: el de una chica de 25 años a la que tuvieron que sacar de los escombros.
"El rescate de la chica en Turquía es la recompensa al esfuerzo diario de tanta gente durante tantos años porque fue un rescate muy llamativo, el más complicado en el que he participado jamás. Puso los límites psicológicos y físicos del equipo, ya que la chica tenía partes de su cuerpo atrapadas bajo los escombros durante cuatro días, lo que complicó un proceso de seis horas hasta encontrarla y 14 horas para sacarla de allí con muchos momentos de desesperación de los 13 que viajaron a Turquía (cuatro guías caninos con cuatro perros, tres sanitarios y seis miembros de salvamento), que salvamos la vida de la chica que sigue recuperándose muy bien", subraya muy emocionado el baenense.
Como destaca Caballero, en este tipo de catástrofes, comer y dormir pasan "a un segundo plano". En Turquía, por ejemplo, dormían una media de dos horas diarias y fue en el momento en el que las autoridades turcas les ordenaron que se volvieran a España cuando les llegó el bajón físico y mental tras una semana sin descanso. ¿Merece la pena el sufrimiento? por supuesto, pues "la sonrisa y el agradecimiento de las personas no tiene precio".
Los propia población turca les dejó una frase que a Antonio le ha tocado especialmente la sensibilidad: "Estáis trabajando como turcos", es decir, como si estuvieran salvando a su propio país. Una frase que le marcó mucho. Y es que, la labora de BUSF es totalmente altruista y la remuneración es meramente emocional, pues, como señala el bombero de Baena, "todas las catástrofes tiene en común que en los peores momentos sale lo mejor del ser humano, su grandeza y su bondad aunque lo hayan perdido absolutamente todo...es una sensación que no se puede describir sin palabras", dice el bombero cordobés.
Antonio Caballero también cuenta con la suerte de tener un gran apoyo en casa, ya que su familia es consciente de "la labor tan grande que realiza", aunque "sufran" en cada misión a la que sale. Su mujer (cooperante de la ONG como sanitaria) y su hijo de dos años se encargaron de recibirlo en la estación de Córdoba el pasado 13 de febrero de su regreso de Turquía junto a Bolo, el pastor belga mallinois que acompañó a Antonio a ser todo un héroe internacional en las labores de rescate. Todos suman para que el equipo de BUSF continúe con su labor altruista de salvar vidas allá donde más lo necesiten.
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