Serrín de colores a los pies del Corpus

Localidades como Valenzuela, en la Capiña Este, y Carcabuey, en la Subbética, mantienen la tradición de alfombrar las calles con viruta de madera, que desaparece al paso de la procesión

Una de las alfombras que lucieron en Valenzuela.
L. Chaparro / A. J. Roldán

08 de junio 2015 - 05:01

Un inmensa y colorida alfombra serpenteó ayer las calles principales de Valenzuela, localidad de la Campiña Este que celebra el Corpus Christi a lo grande desde hace ya más de medio siglo. Como cada año -en 2015 se cumplen 51 desde la primera vez que los vecinos decidieron organizar esta fiesta-, Valenzuela despertó el día del Corpus envuelta en colores y adornada con kilos y kilos de serrín haciendo composiciones milimétricas. Convertida en una tradición y una clara seña de identidad de Valenzuela, su alcalde, el popular Antonio Pedregrosa, relata que este año se han utilizado entre siete y ocho mil kilos de serrín procedentes de una empresa lucentina, una cantidad que se repartió entre las siguientes calles: Ancha, Porcuna, Nueva, Feria, Baena y Monte del Calvario. "Ésta es una fiesta popular que nació del pueblo", asegura y recuerda que todo comenzó con la disposición de juncia sobre las calles, capachos con serrín y altares en las calles. Los colores más utilizados por los vecinos "son los básicos, como el rojo, el amarillo y el verde", añade, al tiempo que destaca que "cada año, el diseño es distinto".

Estas alfombras efímeras -no en vano, desaparecen al paso de la procesión del Corpus- comienzan a diseñarse el sábado por la noche y son los vecinos los que se encargan tanto del teñido de las virutas de serrín como de los dibujos a seguir. Y es que, según el primer edil, "hay que rellenar muchos metros". Los residentes se encargan de pintar con tiza y cal los dibujos en el empedrado. Ésta es la base sobre la que se asientan las virutas y la que da paso a estas singulares obras de arte. En la elaboración y confección de las alfombras, los vecinos acreditan una gran paciencia y también rapidez, ya que el trabajo termina bien entrada la madrugada. El domingo por la mañana, además, los balcones también amanecen engalanados para la ocasión de esta fiesta emblemática para Valenzuela y que suele atraer cada año a numerosos visitantes de localidades cercanas. "Es un espectáculo y cada vez viene más gente de fuera", anota el primer edil, quien subraya que la tradición de las alfombras continuará porque los más pequeños se involucran en su diseño, a pesar de que es un "trabajo muy laborioso".

Carcabuey, municipio de la Subbética, también celebra el día del Corpus Christi con la tradicional procesión y elaboración de alfombras de serrín. En esta localidad, una docena también lucieron ayer lucen repletas de sal y virutas de madera de colores fuertes formando vistosas alfombras para el asombro de propios y extraños. Este año han sido una decena de calles y tres plazas las que lucieron engalanadas con serrín de colores.

En Cabra, por su parte, la Hermandad del Santísimo Sacramento cumplió con el ritual de presentar al Señor al pueblo, todo ello durante una procesión brillante que por tercera vez consecutiva se desarrolló por la mañana. Representaciones de hermandades y cofradías de penitencia y gloria, la Real Archicofradía de María Santísima de la Sierra, filiales egabrenses de devociones consagradas de Andalucía como la Cabeza o el Rocío, así como las secciones femenina y masculina de la Adoración Nocturna acompañaban al paso del Santísimo portado por los 15 costaleros que comanda Miguel Ángel Moral. Abriendo cortejo los niños que acaban de recibir la primera comunión, una avanzadilla animosa y colorista que fue conduciendo la procesión por un itinerario plagado por altares en honor de Jesús Sacramentado.

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