Naranjas de la China o Palma
Puerto del Calatraveño
Almenara se colocó el traje de superalcalde para resolver un conflicto laboral en el campo que ha derivado en la conclusión de que los empresarios y trabajadores de la Vega comparten los mismos códigos
DE todos es sabido el significado de la expresión coloquial "naranjas del China", como respuesta negativa al planteamiento que formulan otros, aunque también hay quien utiliza el "nanai de la China", que viene a decir lo mismo, es decir, váyase usted a esparragar porque por ahí no paso. Nos entendemos, ¿verdad? Pues algo muy parecido, pero con más tacto, es lo que le ha dicho esta semana el alcalde de Palma del Río -ciudad de la naranja por excelencia-, José Antonio Ruiz Almenara, a la empresa temporal que pretendía despedir de un plumazo a 23 jornaleros de la Vega del Guadalquivir y reemplazarlos por un grupo de trabajadores extranjeros a los que, según dicen los propios afectados, pretendían abonar un salario muy por debajo de lo que marca el convenio.
Nada más conocer el conflicto, el regidor decidió implicarse de lleno y debió pensar que nada de naranjas de la China, sino de Palma del Río, así que ni corto ni perezoso aseguró que es vox populi que se explota a los trabajadores extranjeros que llegan a la campaña de los cítricos en la Vega del Guadalquivir. Desconozco si el alcalde midió el alcance de su exabrupto, pero lo cierto es que en menos de 48 horas el tema quedó zanjado y los jornaleros volvieron a su tajo. Es más, Almenara llegó a conversar con el propietario de la empresa de trabajo temporal valenciana (ETT) vinculada a este caso, quien le confirmó que la situación estaba ya normalizada y que los jornaleros cobrarán sus salarios sin problemas, además de que esta ETT respetará tanto lo estipulado en el convenio del campo como otros acuerdos vinculantes en el campo cordobés.
Pero esto tampoco fue suficiente para el alcalde, que decidió dar un paso más y convocar el Pacto de las buenas prácticas agrícolas, firmado en el año 2009 tras otro grave conflicto en la campaña de la naranja -en aquella ocasión hubo un paro de 14 días-, todo ello con la intención de "reforzar" el acuerdo rubricado hace dos años y sacar conclusiones de lo ocurrido ahora, "porque la ocasión lo requiere", matizó. La reunión se fijó para el pasado viernes (a algunos le jorobaron el puente festivo) y por fortuna el zumo de naranja no llegó al río.
De hecho, dicen que el encuentro fue cordial y que aquello de vox populi dicho unos días antes se quedó luego en la calificación de hecho aislado. Vamos, que esto es una balsa de aceite y que lo único que hay que hacer es retocar algunas cosillas. Así, los presentes (empresarios, partidos políticos, productores, sindicatos, organizaciones agrarias y administraciones) parece que tienen claro que los problemas en la campaña de los cítricos quedan reducidos al mínimo cuando las relaciones entre trabajadores, agricultores y compradores se producen entre la gente de la tierra, que comparten no sólo paisanaje, sino unos códigos de comportamiento que no acaban de asimilar los llamados agentes externos. En síntesis, que entre nosotros nos entendemos, es lo que quieren decir.
De todas formas, el papel de superalcalde que ha querido encarnar estos días Ruiz Almenara a raíz del conflicto de los jornaleros del Mohino no le ha salido gratis, al menos en lo que a críticas se refiere. La riña le vino -como no podía ser de otra forma- de la organización agraria Asaja Córdoba, que acusó al regidor de injuriar a los empresarios y al que pidieron que rectificara y que no generalice sus críticas. La patronal agraria le llegó a decir a Almenara que hace gala de una gran imprudencia con sus afirmaciones. La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía en Córdoba (APDH) también levantó la voz por las palabras del regidor e hizo un llamamiento a la reflexión para que no se culpe a los jornaleros extranjeros de este tipo de situaciones, porque a su juicio también son víctimas de lo ocurrido.
Lo que parecía un conflicto complejo parece que ha quedado cerrado en menos de una semana, a pesar de tanto día festivo de por medio y de declaraciones con escasa mesura por parte de algunos. Desconozco si el viernes hubo un momento para el brindis, pero en caso afirmativo, qué mejor momento de estrenar la felicitación con un Burnaj, el primer vino espumoso del mundo que se obtiene de la fermentación de la naranja.
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