Alto Guadalquivir

La Diablilla vuelve a sembrar el pánico entre los vecinos de Montoro

La Diablilla detrás de un vecino de Montoro.

La Diablilla detrás de un vecino de Montoro. / Juan Ayala

La Diablilla ha vuelto a huir del campanario de la parroquia de San Bartolomé para sembrar el pánico entre los vecinos de Montoro. Repartiendo sustos, tirones de pelo y regalando caramelos a los niños, de nuevo la tradición ha vuelto a recorrer las calles de este municipio como lleva haciendo desde 1996, a excepción del año pasado que no pudo manifestarse debido a la pandemia.

Enmascarada con su diabólica careta roja de pelo rizado negro, enfundada en su túnica colorada y con capa verde, mostrando su temerosa cornamenta tras ascender desde lo más profundo y oscuro del infierno, ha gruñido y saludando a todos, ha hecho llorar a algunos de los más pequeños mientras que otros celebraban su presencia y se acercaban a recibir su premio en forma de golosinas.

Las caras de impresión de jóvenes y mayores han sido toda una expresión de alegría por ver a su histórica diabla y también de temor, cuando esta se acercaba con maldad a aquellos que iban desprotegidos. Incluso los ancianos de la residencia Nuestro Padre Jesús Nazareno han alucinado y festejado el paso de la famosa Diablilla por su centro.

Montada en una carroza, los montoreños han podido disfrutar una vez más de la representación del mal que cada 23 de agosto, un día antes del día de San Bartolomé, patrón de la localidad, sale a la calle para sembrar el engaño, la mentira y la maldad. Y es que se trata de una tradición que se remonta al 24 de agosto de 1240, fecha en que Fernando III el Santo arrebató definitivamente la ciudad a los musulmanes.

En esa fecha, el apóstol San Bartolomé liberaba por un día a la Diablilla para que esta arrastrara por las calles agarrando de los pelos a quien haya hecho el mal y premiara a quien, por el contrario, haya practicado el bien y llevara colgada al cuello la medalla de la patrona Virgen del Rosario o del patrón montoreño. Pese a la antiguedad de esta histórica leyenda, hasta el día de hoy sigue siendo uno de los eventos más comentados y esperados todos los años en la localidad.

Y eso que la Diablilla no pudo estar presente físicamente en agosto de 2020 a causa de la pandemia, y en 2019 llegó a reunir a 3.000 personas que la vieron descender desde lo más alto del campanario cuando las campanas de la parroquia comenzaron a sonar a las 12:00. Pero, este año, este personaje diabólico no podía dejar escapar la oportunidad y ha recorrido las calles montada en una peculiar carroza. "Queríamos que volviese a salir de alguna manera en que se evitasen aglomeraciones, y esta es la mejor. Es un privilegio continuar con la tradición", ha subrayado la alcaldesa montoreña, Ana María Romero (PSOE).

El Grupo Amigos de La Diablilla, que organiza todos los años esta actividad junto a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario y San Bartolomé, han mostrado su completa satisfacción por que la Diablilla haya podido salir a la calle. "Es un gran orgullo para la cofradía que se pueda continuar con la tradición tanto de puertas para adentro de la parroquia como con la festividad fuera de ella", ha agradecido José María, miembro de la cofradía.

Así, pese a la ausencia de muchos festejos que suelen acompañar a esta tradicional fecha, los vecinos han podido volver a sentir este acontecimiento "tan importante para los niños", y han podido ver cómo recorre las calles de la localidad del Alto Guadalquivir una Diablilla que entre el estruendo de los petardos y el adiós de su municipio volverá el 24 de agosto a la parroquia para que el apóstol San Bartolomé lo capture bajo su pierna. Allí estará prisionera hasta que el 23 de agosto del próximo año vuelva a quedar en libertad por unas horas.

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