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“Degollado” por sus hijos a la espera del relevo generacional

  • Desiderio Ruiz, lleva 15 años protagonizando la Danza de las Espadas de Obejo

Desiderio Ruiz junto a sus hijos, también danzantes

Desiderio Ruiz junto a sus hijos, también danzantes / Salas / Efe

Tres veces al año y durante las últimas 15 temporadas, Desiderio Ruiz acaba siendo “degollado” en la tradicional Danza de las Espadas de Obejo, aunque esta vez son sus hijos, en un grupo de 40 danzantes, los que terminan “estrangulando” a su padre a la espera del relevo generacional.

Hasta este municipio del Valle del Guadiato de unos 600 habitantes, que celebró ayer la Romería de su Patrón San Benito con la presencia de miles de personas, llegan desde Barcelona los hijos de Desiderio, quien explica que no corre peligro en ningún momento.

Aunque es verdad que “hay riesgo cierto de recibir algún golpe de alguna de las espadas de hierro que acaban en mi cuello”, ya que en esta ocasión hay más danzantes que las otras dos veces en que se representa, el domingo más próximo al 17 de enero, por San Antón, y el domingo más próximo al 24 de marzo, por la fiesta de San Benito.

Pero es que la posibilidad de tomarse vacaciones estivales para ésta ocasión hace que la fiesta sea más vistosa y sentida. “Yo mismo lo hago y la mayoría de los que bailan conmigo también”, mientras que en las otras ocasiones es más difícil estar liberados del trabajo. La presencia de sus hijos desvela, además, que esta tradición, calificada como Bien de Interés Cultural (BIC), tiene relevo generacional para rato. “Todos los que empiezan tienen en mente ser el degollado algún día”, señala, y, evidentemente, no todos los consiguen. “Depende de lo que aguante el titular, hay gente que se acaba retirando para que entre sangre nueva”.

Un momento de la Danza de las Espadas de Obejo Un momento de la Danza de las Espadas de Obejo

Un momento de la Danza de las Espadas de Obejo / Salas 7 Efe

El próximo año Desiderio Ruiz se retira después de 45 años dándole a las piernas, acompañado de la música de panderos, guitarra, laúdes, acordeones y bandurrias, y a las espadas. Y no es el único, ya que el siguiente que tendría que sustituirle también lo deja. Así, que, a día de hoy, no se sabe muy bien quién será el siguiente “degollado” de Obejo, que suele ser el que más años lleva bailando, y no el más viejo.

Aunque esta festividad, que dicen hunden sus raíces en “danzas guerreras bien moras o bien hebreas”, no tiene relación directa con otras danzas de espadas del país, como las de Iruecha (Soria), los Dances de San Lorenzo (Huesca), Sena y Sariñena (Los Monegros) o San José (Zaragoza), desde Obejo se las mira con curiosidad.

No descartan realizar algún tipo de hermanamiento o encuentro, al estilo de lo que se hace con las tamborradas, que han sido declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, y que hay danzas de las espadas a lo largo y ancho del mundo, cada una con sus características, pero con elementos curiosamente similares. El degüello simbólico del maestro de ceremonias en este tradicional baile de la localidad de Obejo es conocido también como patatú.

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