La Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes (Etsiam) de la Universidad de Córdoba (UCO) se convertirá en la principal aliada de los vinos de Montilla-Moriles hasta la próxima vendimia. La institución tendrá así la oportunidad de profundizar en las raíces que la acercan a las vides de la Campiña Sur, pues de alguna manera la Etsiam y la viticultura de la comarca han avanzando de la mano en las últimas décadas: "Reforzaremos aún más nuestros vínculos y nos comprometemos a difundir e impulsar un sector que es una de las principales señas de identidad del campo en Córdoba", subrayó ayer la directora de la Escuela, Rosa Gallardo, durante la entrega de las llaves que acreditan a la institución académica como capataz de honor. El acto, uno de los principales de la 63 Fiesta de la Vendimia, celebración que se prolonga hasta mañana lunes, tuvo lugar en el Castillo de Montilla y fue presidido por el alcalde, Rafael Llamas (PSOE).

Gallardo, que confesó que suele acompañar las celebraciones y las ocasiones especiales con vinos de la Denominación de Origen (DO) Montilla-Moriles, especialmente con fino, relató que le "evocan mucho a la tierra de la que proceden y reflejan todo lo que la comarca significa". La directora de la Etsiam se expresó "tremendamente agradecida", pues "la responsabilidad y el orgullo" de ocupar el cargo de capataz de honor coincide con el 50 aniversario de la institución que dirige. Hace casi dos décadas, la Etsiam implantó la licenciatura de Enología, ahora grado, un periodo de tiempo en el que se han formado 130 profesionales que ahora comparten sus conocimientos "por toda España y a nivel internacional". También destacó el esfuerzo de la Escuela en el ámbito de la investigación, la innovación y la transferencia de conocimiento. "Este nombramiento nos impulsa a reforzar aún más nuestros vínculos", insistió la capataz.

En dos décadas, la Escuela de Ingenieros Agrónomos ha formado a 130 enólogos

En el mismo acto, ante un numeroso auditorio que incluyó a responsables institucionales, profesionales del sector y vecinos de Montilla, se distinguió a los ingenieros Fernando Fernández Cuenca y a Miguel Cruz Márquez como capataces de campo y bodega, respectivamente. Miguel Cruz, montillano, doctor ingeniero agrónomo por la Universidad de Córdoba y enólogo, pertenece a una familia tradicionalmente dedicada al cultivo de la vid y a la elaboración de vinos. Inició su actividad profesional en 1974 en bodegas Montulia y actualmente es titular de un laboratorio de enología y dirige los procesos de elaboración, crianza y expedición de diversas bodegas y cooperativas. Ha realizado asesoramiento técnico enológico en bodegas en Rumanía y en Chile y desde 1985 elabora, cría y envasa vinos en la bodega Lagar Blanco.

Fernando Fernández, de la cercana localidad de Moriles, también pertenece a una familia con tradición bodeguera y viticultora. Es ingeniero agrónomo por la UCO e inició su trayectoria profesional en la multinacional francesa de productos agroquímicos Rhone-Poulenc Agro. Hace 25 años inició su propio proyecto: Oficampo y TodoViña, dedicada a la realización de trabajos agrícolas en el ámbito vitícola y del olivar. Además, dedica su actividad al asesoramiento técnico y la gestión de explotaciones agrarias y ha contribuido, desde su inicio, al desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías en la agricultura. Durante el presente año, TodoViña y Oficampo también han recibido el Premio a la Empresa Familiar otorgado durante la Feria de Montoro.

Y mientras en el Castillo del Gran Capitán se sucedían los actos más institucionales, con la presencia de numerosos políticos, las calles que rodean la parroquia de la Asunción, donde se expone la Virgen de las Viñas, centraron las actividades más populares. La verbena de las Casas Nuevas, como coloquialmente se conoce esta zona de Montilla, encendió sus luces a las 22:00 y el escenario de la plaza de la Merced, próximo a la histórica bodega Alvear, acogió distintas actuaciones musicales desde las 22:30.

Aunque la vendimia más auténtica se celebra a las afueras del casco urbano, en los pagos con vides que estos días lucen cargados de uvas que maduran al sol; en las paseras que poco a poco se llenan de actividad, con los racimos de pedro ximénez tostándose al sol antes de transformarse en el vino que es el emblema de toda la comarca; en los lagares, las cooperativas y las bodegas que desde bien temprano reciben los remolques con el fruto recién cortado. Así es la vendimia, y Montilla ya huele a mosto.