En ese inmenso baúl de frases célebres y grandilocuentes que muchos se afanan en incorporar a sus discursos -por aquello de hacerse algo más cultos de manera pueril- hay una que dice que la vida es un círculo, que todo vuelve -como la moda tan cruel de los 90- y que, además, te pega donde más duele. Pues con esto de la pandemia sí que se ha cumplido ese concepto. Tras un primer confinamiento que ahora parece que pasó hace demasiado tiempo y una sucesión de medidas de carácter más que restrictivo, llegó la ansiada y demasiada rápida denominada desescalada.

Alguien desde Moncloa llegó a escribir que se había derrotado al virus y que, venga, a salir y a disfrutar del verano. Sí, así fue, pero realmente nos engañaron o, lo que es peor, nos dejamos engañar. En aquella tregua fugaz del verano de 2020, nos sentimos todos mejores porque ya no había tantos casos y los que saltaban eran, no anecdóticos, pero sí lo suficientemente importantes para los afectados. Poco a poco esa deseada tregua fue desapareciendo, los positivos ya eran más de lo previstos, se decretó un estado de alarma unidireccional contra Madrid y de nuevo el coronavirus llegó de pleno a nuestras vidas.

Otra vez, demasiadas muertes, otra vez que si la curva ascendía demasiado y que había que frenarla. Otra vez los informativos alertando de la situación, otra vez las medidas restrictivas y otra vez alcanzado cifras récord y, para cerrar la operación, un estado de alarma de seis meses de duración, así, sin más. La espiral volvía a abrirse hueco -nunca se cerró del todo, pese a quien le pese- y llegó; de nuevo están presentes las medidas de restricción contra el covid, que tienen el mismo reto que hace nueve meses: cerrar el círculo, pero esta vez para siempre.

El problema ahora es que ya sabemos cómo va esto y que si no se pone remedio de una vez por todas, el círculo volverá a ampliarse. Menos mal que ahora parece que de una vez por todas ha llegado el señor Fleming con las vacunas. La oferta es variada y las ganas de que se comiencen a producir y distribuir son muy elevadas, al igual que su efectividad, porque de lo contrario la tercera ola está ya calentando para salir a jugar de nuevo y, con ello, el círculo volverá a su punto de partida. Realmente, será difícil de soportar otra vez.