La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

La versión más chusca de la política

Lo peor ocurre cuando quienes tienen un trabajo garantizado entran en la actividad política y adquieren los peores vicios

Cuando suena el tam-tam de los congresos en los partidos políticos, no existe más unión que la de quienes tienen un enemigo común y la defensa de un sueldo temporal. Prometes el voto a un candidato, pero llamas y hasta le lloras al otro para justificar tu falta de valor, o para pedir clemencia si no gana el tuyo. Así son los sótanos de la política, la actividad en la que se debería estar por vocación, pero en la que la mayoría está por supervivencia. Cuando toca renovar los cargos entran los nervios. La gente empieza por los rumores y los cuchicheos, pero según se acerca la fecha se afilan los cuchillos, no se conoce a los antiguos amigos y se cumplen, como personajes enajenados sin voluntad ni criterios propios, las instrucciones del que manda y del que se depende. Se afirma que el problema está provocado por quienes viven de la política por no tener otro trabajo, pero no se corresponde del todo con la realidad. Conozco a mucha gente que sí tiene un puesto de trabajo al que retornar, pero que se comporta como si careciera de vida laboral anterior y propia. Y eso supone que han mimetizado las peores formas de la política. Lejos de enriquecer con su presencia la actividad pública, han hecho suyos los peores vicios, por lo que es ínfima la esperanza en unos modos mejores y más éticos. El nivel de fango es tal que cualquiera que llega de otro ámbito termina embarrado. Ves en poco tiempo cómo gente que desembarca en la política aprenden rápidamente la lealtad a líderes con pies de barro, pierden el criterio propio, se dejan guiar por mediocres jefecillos de prensa de quita y pon y, lo que es peor, hasta parecen satisfechos. La política debe ser como una droga que colma los anhelos de vanidad y compensa todos los servilismos. ¿Qué regeneración es posible si el panorama en general es el descrito? Ahora asistimos a todo un espectáculo en el PP de Sevilla, pero no quedará mucho para que comiencen de verdad el de un PSOE anestesiado o el de los famélicos de Ciudadanos. Tic, tac. De aquí al 27 de marzo, fecha del congreso del PP hispalense, podemos asistir a verdaderas historias para no dormir, ridículos testimonios de adhesión, pueriles comportamientos de aprendices de teatro, y ejercicios de equilibrismo para no perder la baldosa de poder que da derecho a los ingresos. El PP andaluz quiere ser fuerte justamente ahora, cuando ha tenido dos años de poder para vertebrar el poder orgánico. ¿Por qué la secretaria general, Dolores López, no ha hecho los deberes a tiempo? Y en la sede nacional de Génova se resisten a ceder todo el control. De quién dependa el sueldo de cada uno, así serán los apoyos.

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