La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

La ‘tournée’ de Pedro Sánchez

Unos dicen ya que va de llorica y está hasta en la sopa; otros lamentan que no se haya ido de platós mucho antes

No me da tiempo a seguirle el ritmo. Ya sabíamos que Pedro Sánchez es fotogénico, que no da vergüenza cuando sale fuera (es educado y habla inglés) y ahora estamos descubriendo su vertiente televisiva. Gusta; se gusta. De Carlos Alsina al Gran Wyoming; de Jordi Évole a Ana Rosa Quintana. El duopolio audiovisual español se le queda corto.

Lo más sorprendente es que, en cinco años, ninguno de sus asesores (de Ferraz o Moncloa) haya sido consciente de cómo se ha ido construyendo el “sanchismo” y colando en nuestras casas. Porque es de primero de Comunicación: las crisis no se apagan en los medios afines sino arriesgando en el ring de los contrarios. Ha cultivado una imagen de presidente altivo e inaccesible para terminar retrasando un Consejo de Ministros porque está en directo en un magazine matinal. ¿Morirá de éxito?

Además de alto y guapo (lo primero es mérito de su ADN y lo segundo va por barrios), Pedro Sánchez es aplicado. Tanto que está produciendo material para varias tesis. Desde la dimisión de Nixon tras ser acorralado por el watergate en televisión, las citas electorales se habían vuelto previsibles y anodinas. Con sondeos menos fiables que los tracking internos y con una sensación generalizada de abuso y cansancio electoral. Demasiado encorsetado todo; demasiado relato.

A solo unos días de que arranque la campaña del 23-J, cuesta pensar que se supere la intensidad de estas semanas: “Se dice que soy un obseso del Falcon, filoetarra y golpista (…) Que mi mujer pertenece a una red de narcotráfico en Marruecos”. No son críticas ni ataques al presidente; lo saca él siempre que puede. Hasta se le ha llegado a preguntar en directo qué opina de que lo llamen “Perro Sánchez”. Y sin consecuencias.

Inaudito. Al menos hasta ahora. Porque lo que suele ocurrir es que, cuanto más alto está el personaje, más guardia pretoriana lo intenta proteger (de la opinión pública y publicada). Ni se imaginan lo que se puede llegar a pactar sobre qué preguntar y cómo. Cuando no son los propios asesores quienes suplantan su identidad vía email. Pero el problema, ahora, es que Pedro Sánchez “está hasta en la sopa”. Que en su tournée va de víctima y de llorica. Así contrarrestan unos mientras otros lamentan que no se haya ido de platós mucho antes. Para todos, la pregunta que queda en el aire es si este cambio de guion tendrá algún influjo en el 23-J.

¡Hay partido! Aunque sea por bloques...

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