YA se acabó hace tiempo con que los mejores productos cárnicos del Valle de los Pedroches sirvieran para que otras comarcas se colgaran las medallas de su calidad. Ahora, todo lo que se genera en el Norte de la provincia cuenta con su propia denominación de origen, pero esto no es suficiente. La marca de ibérico no es de un lugar, ni de una alimentación específica, ni de ningún producto en concreto. Se sabía que el cerdo ibérico era una variedad porcina que necesitaba de su propio carné de identidad, de la caracterización necesaria para evitar que en cualquier lugar den al cliente gato por liebre. Dos investigadores de la Universidad de Córdoba han conseguido el ADN del auténtico cerdo ibérico, lo que a partir de ahora supondrá una garantía científica que revalorizará todos los derivados del cerdo, algo que beneficiará a los ganaderos de la provincia.

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