Crónica Personal

El presente de Pablo Casado

Casado cuenta con dos elementos clave: la animadversión a Sánchez y la desaparición de Ciudadanos

Pablo Casado no sólo espera convertirse en el próximo presidente de Gobierno sino que está convencido de que va a serlo. Su presente sin embargo no es suficientemente potente como para garantizarle su objetivo. Cuenta con dos elementos clave para vencer a Pedro Sánchez el día que se vean ante las urnas: el rechazo al actual presidente y la práctica desaparición de Ciudadanos.

Si Casado piensa que ganará las elecciones porque millones de españoles le consideran un líder inconmensurable, con un proyecto sólido y riguroso que sacará a España de la situación actual, entonces habrá que concluir que no tiene la menor noción de cómo respira hoy una gran parte de la sociedad española. El principal activo de Casado es que hoy por hoy es el único dirigente que puede sacar del mapa a Pedro Sánchez. En cuanto a Ciudadanos, las equivocaciones de Rivera primero y de Arrimadas después han tenido resultados desastrosos para la formación, y Casado podría protagonizar una operación importante de fusión. Pero esa operación tendría que capitanearla él mismo, con generosidad y con inteligencia, y no de forma burda como hace el ex secretario de organización de Cs, con torpes maniobras de captación a sus antiguos compañeros. Compañeros que con razón desprecian a Fran Hervías y lo consideran un traidor.

Casado se mueve bien en el proceloso mundo político, se expresa con contundencia y pega a Sánchez donde más duele, y para su fortuna es ancho el espacio en el que golpear. Su situación sería inmejorable si no fuera porque Sánchez es un estratega que reacciona con éxito cuando se encuentra acorralado y, segundo, cuenta Casado con un lastre que todo el mundo le ha apuntado sin que el presidente del PP escuche las voces de alerta: su equipo no es, ni de lejos, el que necesita alguien que aspira a gobernar. Exceso de dirigentes sin oficio ni beneficio al que los cargos ejecutivos le vienen grandes, y falta de perfiles con trayectoria brillante en los sectores que más importan.

Un líder de la oposición debe tener un gran gobierno en la sombra, y el grupo de potenciales ministros que hoy exhibe el PP deja mucho que desear. Solo hay figuras de relieve al frente de los gobiernos regionales, pero ninguno aspira a dar el salto a la política nacional. Y se comprende, tal como está el PP actual.

Pocas veces un líder de la oposición ha tenido tantas posibilidades de llegar al gobierno… pero falta que Casado se ponga en serio a la tarea.

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