Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Para una vez que acertaba…
LOS barrios del casco antiguo conservan aún los lazos de amistad y las relaciones de familiaridad que les han caracterizado desde siempre. Los movimientos en el censo no han impedido que la frialdad en el trato llegue todavía a ellos. Si cada vez es más frecuente desconocer quien vive en el piso de al lado, en la Córdoba intramuros todo el mundo se conoce y se preocupa y se alegra con las penas y los gozos ajenos. Buena prueba de ello es que los vecinos y los familiares de las víctimas de la desgracia de la calle Palomares han sido los encargados durante el último año de mantener viva la memoria de las dos víctimas. No importa que el lugar del suceso esté en el último rincón de Santa Marina, ni que ésta sea una vía estrecha y poco transitada. Por encima de todo ello está el recuerdo de quienes hace hoy un año perdieron la vida en un desgraciado incidente que no se olvida.
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