Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

La ‘koldosfera’

Seguir siendo socialista sin ser sordo, mudo o ciego empieza a ser labor de titanes

Seguir siendo socialista sin ser sordo, mudo o ciego empieza a ser labor de titanes. La realidad llama con tanta insistencia a la puerta, las evidencias de que huele a podrido en el partido socialista van siendo tan grandes, las mentiras de Kim-Il-Sánchez empiezan a resquebrajarse tan evidentemente que esforzado militante de a pie debe estar sudando la gota gorda para seguir mordiéndose la lengua o no sonrojarse ante los comentarios incómodos de los amigos.

La explosión de algo tan vil como el negocio con la salud de todos de ese espeso sujeto llamado Koldo está convirtiendo en sospechoso de cooperador necesario del delito a todo el que no se posicione claramente y quede así fuera de la ‘koldosfera’ teledirigida desde Waterloo y administrada por el ‘encargao’ Pinocho Sánchez. Mis condolencias a los amigos sociatas de bien que callan y otorgan cómplices con todo este oprobio de legislatura.

Conforme se consolidan las etiquetas vamos a tener todos que elegir entre la órbita de la ‘fachosfera’ (todo lo que no es sanchismo y sus malas compañías de convictos de asesinato, fugados de la justicia, chavistas de tapadillo o renegados de Podemos) o dentro de la ‘koldosfera’, ese trust de lo público que multiplica los puestos de trabajo y los impuestos.

Ya se veía venir aquello del “dime con quien andas y te diré quien eres” y esto del asunto Koldo solo viene a confirmar que ponerse del lado oscuro de la fuerza siempre implica que algo turbio anida también en ti. El poder a cualquier precio pasa estas facturas de imprevisible alcance que se suma a la ya de por sí elevada de la amnistía vil y esta política de anular la separación de poderes en detrimento de la salud democrática.

Cuesta creer que mientras sufríamos en casa con estoicismo y solidaridad los rigores del encierro pandémico había sujetos que se frotaban las manos con las suculentas comisiones de las compraventas masivas de mascarillas salvavidas. La internacional corrupta no distingue de ideologías. Y hubo socialistas que no quisieron quedarse afuera del reparto según parece. Tantos muertos y tanta abnegación de los verdaderos servidores públicos (sanitarios, policía, ejército, repartidores) contrasta aún más ahora con este lodazal que se va destapando. A ver adonde llega la cosa. Pinta mal.

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