Puerta de las libertades

La realidad es que cada día que pasa se produce una contradicción que apunta difícil, casi imposible

Muchas gente piensa que la historia de la humanidad no es sino el proceso de liberación de cargas e imposiciones (públicas, privadas, colectivas…) en el que vamos conquistando derechos, al tiempo que superamos obstáculos para las libertades. Así la humanidad como comunidad de individuos libres presupone un cambio de la evolución orgánica dentro de lo histórico social, dicen filósofos del siglo XX, Marcuse o Habermas. De esta manera se pueden citar ejemplos como la esclavitud u otros sistemas de dominio de los que nos hemos ido liberando. Y conquistando las que Roosevelt llamó las libertades esenciales: de expresión, religiosa, de vivir sin penuria y de vivir sin miedo (a las que Carter añadió "la prohibición del sufrimiento causado por una asistencia sanitaria inadecuada"). Hoy ya no se persiguen brujas ni se quema vivo a nadie por no creer en la Trinidad divina, según nos hemos liberado de prejuicios de todo tipo.

(Todo esto no obstante, aunque filósofos y pensadores hay que consideran que la esclavitud aparente es verdad que ha desaparecido pero lo que ahora, creen, es que se ha vuelto mucho más sofisticada y por ende peligrosa, que sigue tan pujante o más que siempre. Porque una cosa son las definiciones conceptuales, la definición de lo que son las cosas, y otra la fundamentación de los contenidos normativos, de lo que hay que hacer. Y, naturalmente, a estas objeciones habría que añadir visiones como la del premio nobel Roger Kornberg que repite que, aunque no queramos creerlo, "la vida es química: nada más y nada menos").

Sea como sea todo el debate anterior, la realidad es que cada día que pasa se produce una contradicción que apunta difícil, casi imposible. En realidad es una aporía. Porque mientras puede que vayamos ampliando libertades en una lucha despiadada por sentirnos más auténticos, liberándonos de presiones o de creencias, etc., por otro lado cada vez más las técnicas nos están cercando y cerrándonos autonomía y libertad. Lo dice José María Lassalle: "La transformación digital está suponiendo una revolución ontológica… Un fenómeno inédito en la historia de los últimos siglos que provoca una alteración en los fundamentos de la subjetividad humana… y una serie de modificaciones cognitivas que transforman radicalmente nuestra identidad". Pues a ver como solucionamos esta paradoja. Como en Doña Francisquita, cuando por una puerta va saliendo…

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