Mensaje en la botella

Precios, el campo y la guerra

Lo que se ve en España dista mucho de la unión que están exhibiendo los socios europeos

Cuando aún andamos estupefactos observando cómo Rusia invade Ucrania y el dolor por los refugiados nos sigue conmoviendo, empezamos a sufrir los primeros efectos de la guerra, que se han hecho patentes en nuestra economía familiar en forma de subida de lo que siempre se denominó coste de la vida, o lo que es lo mismo, los precios. El valor de mercado de los alimentos se ha disparado; lo de la electricidad y los carburantes ya los veníamos padeciendo desde hace semanas y el futuro es incierto.

Lo único que tenemos claro es que el Índice de Precios al Consumo (IPC) se ha disparado en la provincia Córdoba hasta el 8,7% en febrero, alcanzando una cifra histórica no registrada desde hace décadas, y además comienzan a escasear algunos productos en los supermercados o se raciona su venta, como es el caso del aceite de girasol. Como siempre, los verdaderos sufridores de esta consecuencia del conflicto armado son las familias, que tendrán que soportar un empobrecimiento -otro- de sus hogares.

Está por ver si alguien tomará alguna decisión al respecto, pero visto lo visto en los dos últimos años de pandemia, no hay excesivas razones para ser optimistas. Dicen que la guerra de Ucrania ha fortalecido a Europa, de manera que la unanimidad de los estados de la UE frente a Putin ha sorprendido al resto de potencias del mundo. Si eso es así, no hay motivo alguno para que dentro de nuestras fronteras no ocurra lo mismo en forma de pacto de estado, de manera que los grandes partidos dejen aparcadas sus diferencias -necesarias en una democracia- para estar a la altura de lo que necesitan los ciudadanos. Sin embargo, lo que se está viendo en el suelo patrio dista mucho de eso, ya que PSOE y PP siguen a la gresca, con el "y tú más" como argumentario y sin voluntad apreciable -al menos por ahora- de rubricar y cumplir esos grandes acuerdos.

El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se está escudando en el conflicto ucraniano para justificar la difícil situación económica de España, mientras que el PP se desmarca hasta de sus aliados populares europeos para darle unos cuantos sillones en el gobierno de Castilla y León a Vox, poniendo en un apuro a su nuevo líder, Núñez Feijóo, y al propio Juanma Moreno de cara a las elecciones andaluzas de final de año.

La cesta de la compra se dispara y nada se sabe del pacto de rentas que deberían alcanzar los agentes sociales. El campo sigue en pie de guerra y prepara una nueva manifestación el 20 de marzo -la enésima- para reclamar mayor atención y que se le permita sobrevivir. Desconozco qué hay que hacer para que la sociedad entienda que sin el sector primario, como se está viendo ahora, estamos predestinados a pasar serias dificultades. Lo preocupante no es que estemos en economía de guerra o en una guerra económica, sino que andamos huérfanos de decisiones valientes y de liderazgo.

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