En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

Luchana, 40 4º Piso, Puerta A

Defiende Enrique Bunbury que "la nostalgia es un estado febril conectado a la decepción de tu presente". Puede que lleve razón, pero cuando ya se han cumplido décadas y se peinan canas o calvas hay momentos en los que la nostalgia se apodera de ti para traerte al presente tiempos a los que el maestro Sabina jamás te recomendaría volver. Al lugar donde fuiste feliz no debieras tratar de volver, cantaba el de Úbeda en una de las estrofas de Peces de ciudad, canción de su LP de 2002 Dímelo en la calle. Nostalgia para mí es, por ejemplo, lo vivido en un lugar donde habitualmente sonaba Sabina con su Así soy yo sin ti o con su Quién me ha robado el mes de abril, donde las noches y madrugadas de estudio se digerían mucho mejor con la banda sonora que ponían Billy Joel, Sting, Elton John, Bruce Springsteen o The Cars. Y donde también sonó la música de Bunbury desde ese su primer disco con Héroes del Silencio, El mar no cesa (1988).

Ese lugar era el número 40 de la calle Luchana de Madrid -concretamente el 4º-A-, en pleno barrio de Bilbao. Allí, cuatro jóvenes andaluces -tres sevillanos y un cordobés-, tres de los cuales estudiábamos en la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, nos hicimos hombres en la que fue nuestra propia mili, en la que en vez de empuñar cetmes, empuñábamos apuntes y libros. No obstante, ese piso de estudiantes de Periodismo y Publicidad era mucho más que un piso de estudiantes, era un piso, como rezaba ese multipremiado disco de Dire Straits que estaba de moda entonces, de hermanos de armas (Brothers in arms).

Esa nostalgia me trae momentos inolvidables vividos con Curro Gallardo Hill, José María (Lay) Aguayo y Quique Acosta -esos tres sevillanos con los que compartía piso-. Y también de compañeros de clase de unos y otros que no salían del piso, como Mario Caballero (de Torrico, Toledo), los sevillanos Javier Franco y Javier Lineros, el manchego Javier Vallejo, el canario Agustín Padrón, el cordobés de Peñarroya-Pueblonuevo Manolo Guerrero...

Momentos, como los vividos en común en aquel extinto ya bar de El Asturiano, que teníamos enfrente, y donde se nos recibía con los brazos abiertos cualquier día de la semana ofreciéndonos la mejor caña de cerveza; momentos vividos en la discoteca Pachá en un cumpleaños de Lola Flores con Rocío Jurado; momentos de timbas de póker al más puro estilo de las películas americanas de cine negro; momentos de descubrir antes de tiempo al abrir un cajón que tus compañeros de piso te habían regalado por tu cumpleaños el vinilo del recién salido segundo trabajo de Los Ronaldos Saca la lengua... Bendita nostalgia la que me traen esos días que jamás volverán, cinco años de unas vidas en los que la ilusión de lo que tenía que llegar reinaba en todos nosotros. Va por ustedes, luchanitos, gracias por esos nuestros momentos.

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