El referéndum sobre Sánchez que ha perdido la derecha nacional incomoda a los duros de galaxia conservadora continental y alivia a los moderados. Es una avería para la segunda expansión del Partido Popular Europeo hacia su derecha, la tropa de los Fratelli de Meloni, los Demócratas de Suecia, los Finlandeses auténticos, el Vox de Abascal... Todos, del Grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ERC). La estrategia del halcón de los socialcristianos bávaros y presidente del PPE, Manfred Weber, se aplicó tras las elecciones de septiembre en Italia y Suecia, o las de Finlandia de abril. Ese maridaje entre los antiguos democristianos y la extrema derecha lo ha quebrado el electorado español.

El PPE fue fundado en 1976 por democratacristianos de Alemania, Italia, Benelux y Francia, tres años antes de las primeras elecciones directas al Parlamento Europeo. Pero en 1979, 84, 89 y 94 quedó detrás de los socialistas. (Socialdemócratas y democristianos son las familias que construyeron en buena avenencia la Europa unida y su estado del bienestar). Para ganar espacio y ser el primer grupo, a principios de los 90 se produjo la primera ampliación a su derecha, con la admisión entre otros del PP español y la Nueva Democracia griega.

Aquella reunión en Bruselas fue tormentosa. Se llegó a decir que los candidatos eran herederos de las dictaduras de Franco y los coroneles. Pero entraron, lo que llevó al PNV, fundador del PPE, a abandonar el grupo. En esa década se aceptó a los ultraliberales de la Forza Italia de Berlusconi, o a los conservadores británicos. Por esa gatera acabaría entrando el ultranacionalista húngaro Alianza de Jóvenes Demócratas, Fidesz. La estrategia funcionó. Desde 1999 el PPE es el primer grupo del Parlamento Europeo; ahora tiene 177 de los 705 de la cámara. Pocos para su aspiración hegemónica. Así se inició la nueva expansión a la derecha, truncada de momento en España.

En septiembre, Meloni (ECR) y Berlusconi (PPE) pactaron una coalición con otro partido ultranacionalista, La Liga. Muerto Il Cavaliere, la semana pasada Feijóo declaró a Il Corriere de la Sera que sería deseable para la UE ¡que Meloni entrase en el PPE! El jefe del PP también dijo en Las Mañanas de Radio Nacional una inexactitud: que el primer ministro de Suecia del PPE había ganado las elecciones. Pero Ulf Kristersson, del Partido Moderado y miembro del PPE, no sólo no ganó, sino que quedó tercero. Debe su cargo al apoyo del segundo partido del país, Demócratas de Suecia, del club de la ERC. Y en Finlandia, otro miembro del PPE, Petteri Orpo, encabeza una coalición con el ultranacionalista Finlandeses auténticos.

Entretanto, el diálogo entre la antigua familia democristiana y los modernos socialdemócratas está suspendido a diez meses de las elecciones europeas. Y la confederación europea de todas las derechas está a medio hacer. Si hay segunda vuelta en España, quizá se relance. O no.

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