El pasado viernes, un trabajador murió tras caerle en la cabeza una plancha de cristal de gran tamaño que estaba instalando en un edificio de la avenida República Argentina de la capital cordobesa. Lo que debería ser un hecho muy excepcional, resulta que no lo es tanto en la provincia, ya que en lo que va de año, nueve personas han perdido la vida en el tajo. O lo que es lo mismo, una media de una muerte al mes. Pese a las advertencias de los sindicatos y el trabajo de las administraciones, la seguridad laboral continúa siendo una asignatura pendiente en Córdoba. Ojalá que esta víctima sea la última.

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