DESDE LA RIBERA

Luis Pérez-Bustamante

Cien años en familia

UNO de los primeros recuerdos que tengo de mi infancia es el de dormirme en el sofá rojo de mi casa escuchando a mi padre tocar la guitarra. Soleares, seguirillas, alegrías... casi todos los palos del flamenco pasaban por sus dedos, que un día debieron decidir entre seguir trayendo el pan a casa o dedicarse, ya talluditos, al arte por excelencia. Obviamente, optaron por lo del pan que tenía bastante más salida. No obstante, durante toda mi infancia y adolescencia el flamenco, en su concepción más purista, siguió acompañando los días del hogar familiar. Digo esto porque el pasado viernes, escuchando en el Gran Teatro las alegrías de Cádiz de Miguel Poveda y viendo al Grilo bailar como los ángeles, se me vino a la cabeza el recuerdo de esas horas de la infancia. Era el acto de inauguración del centenario de Bodegas Campos y, aislado del millar de personas que me rodeaban, recordé aquellos días y me sentí por unos momentos de vuelta en mi Cádiz. Y es que eso es precisamente lo que creo que querían Javier y Pepe Campos cuando organizaron el tinglao que organizaron el viernes: hacernos recordar a todos que la clave del éxito está en el cariño familiar, en la complicidad de esos momentos irrepetibles que uno vive con los suyos y que nunca podrá olvidar.

También fue ésa la sensación y ése fue el ambiente que hubo después en la copa, espectacular copa, que se sirvió en Bodegas Campos. Cientos de personas charlando en familiar convivencia, camareros a uno y otro lado, sonrisas, bromas y chistes más propios de bodas, bautizos o comuniones que de un acto social de esos tan propios de esta Córdoba nuestra. Fue una noche llena de detalles, una noche para la historia por lo que los Campos tienen de capacidad para citar a su alrededor a la sociedad y por cuanto de significativo tiene eso en una ciudad como ésta. Porque da gusto ver una empresa familiar que crece, que no para de mirar al futuro con ampliaciones hacia todas partes. Una firma que se expande mientras los cordobeses sufrimos la parálisis de los grandes proyectos de la ciudad; mientras vemos cómo ni Palacio del Sur, ni Recinto Ferial, ni espectáculo de la Mezquita ni de ná.

Decía en su discurso Rosa Aguilar que los cien años que cumple Bodegas Campos son un ejemplo de lo que hay que hacer para lograr la Capitalidad Cultural en 2016. Yo realmente no sé qué tendrán que ver una cosa y la otra -son las cosas de Rosa-, lo que sí que sé es que desde luego da gusto ver qué ha conseguido levantar Javier Campos y cómo él y su equipo han logrado situar el nombre de Córdoba allá adonde van como referente gastronómico y cultural. Eso sí es promoción, trabajo por la ciudad y amplitud de miras. Un buen ejemplo a seguir en esta ciudad tan dada a mirar hacia adentro cada vez que hay que ir hacia adelante.

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