Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Sevilla, su Magna y el ‘after’
Quizás
Esta historia es real. El veterano editor llevaba años dándole vueltas a qué temas pudieran interesar más a sus lectores. Persona de sólida formación, estudioso incansable, buscaba y encontraba historias que lograban atraer la atención del público. Siempre a la última, en diciembre del año pasado tuvo las primeras noticias del ChatGPT (Generative Pretrained Transformer), un brillante modelo de inteligencia artificial de procesamiento lingüístico desarrollado por OpenAI. El sistema es extraordinario y se ha lanzado de modo gratuito. Microsoft ya lo ha comprado y en breve lo veremos como parte de Office. Actualmente se ha convertido en la novedad más adictiva de la tecnología para aquellos que gustan de estar a la última. Si aún no lo conocen digamos que es un asistente perfecto, al que le preguntas sobre cualquier tema y te contesta en segundos. Es el final de los trabajos que se ponen a los estudiantes, ya que sea el que sea, ChatGPT te lo hace inmediatamente. Es tal su éxito que ya hay programas para evitar que se creen obras utilizando dicha tecnología. Sus respuestas son básicas, pero acertadas, por lo que en dos meses ha hecho que su web esté paralizada ante la demanda de usuarios.
El editor le preguntó al ChatGPT ¿qué es el éxito editorial? Y recibió una respuesta incuestionable. Animado, siguió preguntándole ¿cómo puede tener éxito un libro? y ¿cuáles son lo factores de éxito? La respuesta no incluía ningún dato innovador, pero recogía en menos de un minuto todos los argumentos que él había acumulado para responder a preguntas así a lo largo de toda su carrera. Asustado, preguntó: ¿podrías editar un libro? "Sí, contestó ChatGPT. Podría ayudar a corregir errores gramaticales, ortográficos y de puntuación. También podría sugerir cambios en la estructura para mejorar la claridad y coherencia de la historia. Pero hay que tener en cuenta que soy un lenguaje creado por computadora y la calidad de mi servicio irá en función del entrenamiento que se me haya proporcionado y de la habilidad de mi programador para configurar mi tarea de edición específica. Recomiendo por tanto que toda la edición final sea revisada por un humano".
La última frase le tranquilizó, pero se preguntó que no sería capaz de ofrecer el Chat GPT en dos años. Sintió miedo, pero admitió que nunca había tenido a ningún ayudante tan completo y eficaz como a este extraño joven de menos de tres meses de vida, que ya sabía más que todos nosotros. Y se sintió pequeño. Finalmente el homo sapiens, tras aniquilar a miles de especies , había encontrado el modo de acabar con ellos mismos.
También te puede interesar
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Sevilla, su Magna y el ‘after’
La Rayuela
Lola Quero
Rectores
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Liderazgos
La ciudad y los días
Carlos Colón
Franconstein o el dragón del Dr. No
Lo último