Bromas de ultras

Los 19 escaños perdidos por Vox el 23-J demuestran la vigencia del marbete: ‘Spain is different’

Aveces, entre miedos y espantajos, la ultraderecha en Europa se deja caer con titulares la mar de divertidos. En Italia (tras el Renacimiento, el fascismo camisa negra y el rock progresivo de Franco Battiato), su último gran hito histórico ha sido proponer una flota de taxis para borrachos. Lo ha sugerido Matteo Salvini, ministro de Transportes e Infraestructuras y voz de barítono en el gobierno ultraderechista de la ahora errática Meloni. Se quiere evitar que de vuelta de las discotecas los borrachuzos cojan el coche a fin de atajar más muertes por accidentes de tráfico. “Taxis para todos” tendrá mayor credibilidad si el Gobierno italiano, como apuntan los guasones, estuviese abierto también a pagar los cubatas.

Por su parte, en el país teutón, el candidato a las elecciones europeas por la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD), Maximilian Krah, ha dicho vía Tik Tok que “los hombres de verdad son de derechas”. Dijo, además, que había que evitar ver pornografía, votar a los Verdes y, por supuesto, que está en nuestra mano el dejar de sentirnos suaves y debiluchos, que es lo propio en un votante de izquierdas. Krah, investido por su majestad el semen (tiene ocho hijos con tres esposas distintas), ha dicho que el suyo es ahora mismo “el partido más divertido de Europa”. Hoy por hoy el AfD es la formación con más asiento en los predios de la vieja RDA y el segundo a escala federal (20%). Las cosas. Que los nietos y bisnietos de la esvástica muestren un giro a lo cómico revela la pavorosa superficialidad del mundo de hoy: el pasado es otro elixir del olvido.

En este insólito agosto de conformación del Congreso, los 19 escaños perdidos por Vox el 23-J demuestran la vigencia del marbete: Spain is different. Al menos en cuanto a tendencias ultraderechistas en Europa. Aparte de Meloni y de la AfD, en Francia la Le Pen ha tomado nuevos bríos. Hace justo un año, en verano de 2022, Viktor Orbán dijo en la ciudad rumana de Baile Tusnad, de fuerte presencia húngara, que “nosotros los húngaros no somos una raza mezclada y no queremos ser una raza mezclada”. El PiS polaco va camino de la reelección. Partidos de extrema derecha fineses y suecos sostienen gobiernos de coalición. En Grecia ha brotado con éxito el último frikismo ultra: Espartanos. En España, en cambio, Vox ha sufrido todo un gatillazo opuesto al esperma del que presumen sus colegas ultras alemanes. Se fue el repijo y ultraliberal Espinosa de los Monteros. Nos quedan, por ahora, el Cid Abascal, el opusino Ignacio Garriga y el cavernario Jorge Buxadé. Por favor, al menos márquense un Salvini.

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