reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

Tal como éramos

16 de agosto 2012 - 01:00

CUENTA Robert Redford que después del estreno de The way we were, en España Tal como éramos, todas las mujeres le recolocaban el flequillo, acariciándoselo con la punta de los dedos, pasándolos brevemente por encima de la frente, como en el gesto último y distante que acercaba el recuerdo de la última escena a la fugacidad de haber vivido, cada una de ellas, su propio desengaño o su rotura. Ahora, con la muerte del compositor Marvin Hamlisch, lo que se ha roto ha sido uno de los últimos enlaces con un momento único del cine, ese flequillo rubio representado como el canto del cisne de una intimidad. Seguro que recuerdan la película: Barbra Streisand es una mujer comprometida, activista, luchadora y rebelde, que se enamora de un hombre que lo tiene todo para triunfar: el atractivo físico, el encanto, pero también el talento para escribir.

Ella espera grandes cosas de él, que se convierta en una especie de John Dos Passos narrando las penurias del frente republicano en la guerra de España; pero el personaje de Redford no tiene esa pasión ni aspira a ella, sino que se conforma con sobrevivir; aunque eso sí, con la mayor comodidad posible. Así que no lo duda y se traslada a Los Ángeles a trabajar como guionista. Ella le sigue, dejando a un lado toda su ideología, su ímpetu moral, para acompañarle con amor, en todas esas viejas fotografías que son el decorado de una vida. La historia, como es sabido, no puede acabar bien: o ella renuncia a sus ideales, o él se convierte a ellos, o los dos se separan, lo que al final sucede. Pero ya al final de la película, cuando vuelven a encontrarse por azar, en la puerta de un rascacielos, muchos años después -ella sigue en lo suyo, repartiendo pasquines en un parque; y él también, ya bien situado en una cadena de televisión-, ella le toca el pelo y él pregunta por la hija que nunca ha llegado a conocer.

Y todo ello con esta maravillosa canción de fondo, con esta melodía de Marvin Hamlisch, con letra de Marilyn y Alan Bergman, The way we were, Tal como éramos: una elegía moderna, con martini, el canto más sutil a los momentos de felicidad que no se perpetúan en una biografía convencional, pero que son eternos en sí mismos.

Tanto la música como la letra fueron concebidas para Barbra Streisand, que escuchaba los versos y también la cadencia, quizá como reflejo de una emoción íntima por el tiempo perdido. Ese mismo año, en 1973, Marvin Hamlisch participó musicalmente en El golpe, también con Robert Redford, y en 1968 ya había compuesto la extraordinaria banda sonora de El nadador, con un Burt Lancaster crepuscular nadando hacia su propio laberinto. Tal como fuimos, nos sigue abandonando el mejor Hollywood.

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