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Las últimas horas

Máximo Ortega Capitán

15 de abril 2012 - 05:00

Dirección: Josefina Molina. Autor: Miguel Delibes. Producción: Sabre Producciones. Adaptación: Miguel Delibes, Josefina Molina, José Sámano. Fecha: viernes 13 de abril. Lugar: Gran Teatro. Lleno.

El patio de butacas completo recibió el pasado viernes en el Gran Teatro Cinco horas con Mario, adaptación teatral de la novela escrita en 1966 por Miguel Delibes. Para la nueva puesta en escena de la obra que interpretó Lola Herrera durante más de veinticinco años la actriz Natalia Millán toma el relevo. Se mantiene tanto la dirección, a cargo de nuestra paisana Josefina Molina, como la producción y adaptación del texto que José Sámano realizó por primera vez en 1979 y que teniendo en cuenta las observaciones del propio Delibes se estrenó unos meses después de su fallecimiento en 2010.

El despacho de Mario es el lugar escogido por su viuda Carmen para velar al cadáver. Finalizadas las visitas de rigor y con los hijos del matrimonio retirados para dormir, Carmen pasará la última noche con Mario. Allí, en su santuario lleno de libros y donde su marido se entregó con mayor dedicación, Carmen comenzará un soliloquio y se despachará a gusto con el muerto, soltando por la boca todo aquello que posiblemente a lo largo de 30 años de matrimonio nunca se atrevió a contar. Sus reproches por no haber conseguido la vida que siempre deseó están dirigidos a todos los ámbitos: social, económico, cultural, profesional, familiar y hasta sexual. Mario, con sus ideas avanzadas, su falta de ambición y sus amistades progres, ha sido el culpable de su fracaso. Carmen es el reflejo de la mujer que solo aspiraba a convertirse en "Señora de…" y todo lo que suene a realización personal le parece ridículo. Así pasan las horas hasta que Carmen confiesa a Mario cómo los cimientos de su estricta y conservadora moral se desmoronan en los momentos finales de la obra.

La producción cuenta con una escenografía en perspectiva muy lograda, de estética cuidada al detalle para trasladarnos a la época donde se producen la acción, correspondiente al año 1966. El espacio sonoro también destaca. La grabación de las voces en off que participan a modo de introducción a la representación merece destacarse.

Pero donde recae todo el peso y la responsabilidad es en el papel de Carmen y la actriz que lo interpreta comprende la gran tarea a la que se enfrenta. El texto escrito por Delibes, pese a la adaptación bien construida, no se libra de ser una narración donde la tensión y el conflicto surge del buen hacer por parte de quien lo interpreta. Natalia Millán lo consigue. Su disciplina y experiencia la demuestra colmando toda la escena, impidiendo que el espectador se despiste a lo largo de la hora y media que dura su monólogo. Toda una proeza de concentración meritoria del aplauso largo y sincero que todo el público en pie le otorgó finalizada la representación.

Cinco horas con Mario nos vuelve a ubicar en la España de las dos caras, la tradicional y la moderna, enfrentadas a lo largo de generaciones. Hoy, en pleno siglo XXI, pese a todos los adelantos y transformaciones que nuestra sociedad ha sufrido, sigue latente la pugna por ver que cara logra desbancar a la otra. Un juego de poder que parece ser bastante entretenido por lo que viene durando. En fin…

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