La moda y la elegancia a pie de calle

Juana Martín, Churumbaque Hijo y Rafael Trenas, Juan Carlos Villanueva y El Toto protagonizaron algunas de las actividades reservadas por la organización para los aficionados más noctámbulos

A. Asensi / Á. Alba / Córdoba

23 de junio 2008 - 05:00

Fue una sucesión imparable de actividades, una caravana de arte y sentimiento que impregnó todas las esquinas de la ciudad. Si bien el grueso de la programación se concentró entre las 22:00 y las 02:00, las cinco últimas horas de La Noche Blanca reservó gratas sorpresas a los más noctámbulos. Espectáculos como Al toque (en la sede de Vimcorsa) Taurojondo (Plaza del Conde Priego), Jondura (Museo Romero de Torres) o El sueño (Puerta del Puente), junto al recital de madrugada de la Peña Rincón del Cante, mostraron diversas caras de un mismo arte que se vio también exaltado en otras manifestaciones como el desfile de modelos de Juana Martín en el Puente Romano.

EMBRUJO GITANO

Los aledaños del Puente Romano se transformaron durante La Noche Blanca en una improvisada pasarela en la que un grupo de modelos mostró la espectacularidad de los diseños de los trajes de flamenca de la cordobesa Juana Martín. La elegancia, el duende y la belleza estuvieron aderezados por el arte de un cuadro flamenco encabezado por Manuel Lombo. En el escenario todos vestían de blanco, lo que contrastó con los colores de los diseños que lucían las modelos, sobre todo con el de los vestidos negros de flamenca.

El interés por ver este espectáculo era tal que el público llenó el Puente Romano de punta a punta y los alrededores de la torre de La Calahorra, atento a cada detalle, a cada movimiento de las modelos. Un grupo de gitanos, también vestidos de blanco, las acompañaron en este montaje. También un burro se dejó ver por la pasarela respondiendo al objetivo de la diseñadora de contextualizar el desfile en un poblado gitano. Además, unas hogueras ambientaron el escenario por el que Martín mostró una vez más la hermosura de sus diseños, entre los que introdujo pantalones rameados.

UNOS OJOS NEGROS

En la mágica noche también hubo un tributo a la mujer cordobesa y al pintor que supo retratarla mejor que nadie, Julio Romero de Torres. Fue con Jondura, en el patio de acceso al museo dedicado al pintor, como no podía ser de otra forma. Un grupo de mujeres caracterizadas al estilo de los cuadros del artista, con profundos ojos negros, moños bajos, abanicos, mantillas y una gran belleza, se movieron al compás que marcaba la guitarra de Juan Ramón Martínez y del cante de Churumbaque hijo. El espectáculo, ambientado con luces y sombras, mostró el flamenco más jondo, las raíces de un arte, los sonidos más profundos, para deleitar a todos los asistentes, que consiguieron un lleno absoluto; hasta el punto, que era imposible entrar al recinto en el que se desarrolló el espectáculo.

SUEÑO Y SOLEDAD

Era muy tarde pero el arte hervía en la madrugada. El actor Juan Carlos Villanueva, el cantaor Antonio Muñoz El Toto y el guitarrista Rafael Trenas tejieron una vez más, en el corazón de Córdoba, su agónico lamento por la soledad del ser humano. El sueño es el monólogo del ser humano cuando se le cae encima la vida. El flamenco y la interpretación se maridan para dar cuerpo a un lúcido discurso sobre la existencia. Vida, muerte, locura, sueño y poesía. Fue en la Puerta del Puente, cuando ya casi amanecía.

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