Ricardo Gallén | Crítica

El magnetismo más sublime

Un momento de la actuación de Ricardo Gallén.

Un momento de la actuación de Ricardo Gallén. / Laura Martín

Una décima de segundo; la medida temporal exacta que Ricardo Gallén necesita para atraer al público. La expectación se palpaba en el ambiente mientras el guitarrista linarense se preparaba con la serenidad tan característica que posee.

El programa que traía al Festival de la Guitarra era de gran envergadura, casi heroica, pues eran cuatro obras de gran formato y exigencia a todos los niveles. Sin embargo, en la primera nota se podía admirar la sonrisa de muchos de los asistentes: la décima de segundo acababa de pasar.

Comenzó homenajeando al maestro Leo Brouwer a través de una interpretación exquisita de la Sonata del Decamerón Negro (nº3), obra ganadora de un premio Grammy Latino a la mejor composición clásica contemporánea en 2017.

Los cuatro movimientos se sucedieron con suma fluidez, apreciándose signos de postmodernidad como la interpolación de citas de otros autores entendida como intertextualidad.

Un ejemplo de ello es la incorporación de la dulce melodía de Adelita de Tárrega durante el tercer movimiento, Burlesca del Aire. Para cerrar la primera parte, nos hizo testigos del estreno mundial de Colloquial Preludios de Sergio Assad. Ricardo Gallén nos sumergió a través de los distintos colores y emociones de los doce preludios, nombrados por tonalidades.

Para la segunda parte, volvió a Leo Brouwer de la mano de la Sonata de los Enigmas (nº6), la última grabada en el disco Brouwer Complete Guitar Sonatas, presentado en esta edición del Festival de la Guitarra.

La importancia del binomio musical creado entre Brouwer y Gallén se hizo una vez más evidente en una versión brillante, donde la elegancia y el virtuosismo se combinaron con absoluta perfección. Finalizó el concierto deleitándonos con una obra alejada del marco temporal del programa, la Sonata BWV1001 de Bach.

La calidad estilística unida a la sofisticada dicción del discurso consiguieron levantar a un público insaciable. Ricardo Gallén, haciendo caso omiso al cansancio de quien acaba de interpretar un programa heroico, volvió al escenario regalándonos Yesterday, arreglo de Toru Takemitsu. No hay duda de que hemos asistido al concierto de uno de los guitarristas más grandes de nuestro tiempo.

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