Un día después de obtener el Premio Nacional de Literatura Dramática, ayer, Miguel Romero Esteo recibió otra feliz llamada y otro feliz anuncio: había ganado el premio Luis de Góngora y Argote, concedido por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, por toda su trayectoria literaria. En dos días, Romero Esteo, cuyas obras fueron prohibidas por el franquismo, ha visto reconocida con dos importantes reconocimientos, uno a nivel nacional y otro a nivel andaluz, una labor que durante muchas décadas ha sufrido el olvido y el silencio.

La Consejería hizo ayer públicos los fallos de los premios Luis de Góngora y Argote a la mejor trayectoria literaria, Manuel de Falla a la mejor trayectoria en el ámbito de las artes escénicas y musicales y María Zambrano a la mejor contribución a la cultura andaluza, que han recaído respectivamente en Romero Esteo, el arquitecto y escenógrafo Juan Ruesga y el catedrático de filosofía Emilio Lledó. Estos galardones se entregan cada dos años y cada una de las categorías está dotada de una medalla conmemorativa y 30.050,61 euros.

"Acaba de estallar como una verdadera botella de champán", dijo la consejera de Cultura, Rosa Torres, sobre la conversación que mantuvo con Romero Esteo para informarle sobre su premio.

El poeta Pablo García Baena, presidente del jurado de este galardón, justificó el fallo aludiendo al "conjunto de una obra en la que ha construido un universo y un lenguaje personal". El montoreño "es reconocido a nivel internacional como uno de los renovadores del teatro occidental del siglo XX, con obras fundamentales en la dramaturgia heredera de la vanguardia". Entre las obras mencionadas por García Baena, destaca Pontifical, que le ha valido a Romero el Premio Nacional de Literatura Dramática.

En cuanto al premio Manuel de Falla a la mejor trayectoria en el ámbito de las artes escénicas y musicales, el arquitecto y escenógrafo Juan Ruesga (Sevilla, 1970) se ha hecho con el galardón gracias a su "destacada experiencia" en el mundo de la escenografía y su "talento y capacidad", según la periodista Rosalía Gómez, presidenta del jurado de esta categoría. A lo largo de su trayectoria, Ruesga ha sido director del Centro Andaluz de Teatro y asesor del Programa de Rehabilitación de Teatros Públicos.

Por último, el premio María Zambrano a la mejor contribución a la cultura andaluza ha recaído en el catedrático de Filosofía Emilio Lledó (Sevilla, 1927), por su condición de "maestro de maestros". Lledó ha obtenido numerosos reconocimientos en España y en el ámbito internacional. Catedrático emérito de Filosofía de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), ha jugado un destacado papel en la recuperación de la filosofía griega y el helenismo en España y ha contribuido poderosamente al desarrollo de la hermenéutica contemporánea.