Cultura

El Nacional de Literatura Dramática saca del olvido a Miguel Romero 'Esteo'

  • El dramaturgo, nacido en Montoro en 1930, obtiene el galardón con 'Pontifical', obra antisistema escrita hace más de 40 años y publicada en 2007 · El franquismo prohibió la puesta en escena de sus textos

"El que está prohibido es usted". Esto es lo que el cordobés Miguel Romero Esteo escuchó de un censor cuando intentó publicar por enésima vez una obra, un ostracismo del que ayer le sacó el Premio Nacional de Literatura Dramática, que, además de hacerle "visible", le permitirá, por fin, poner una ducha en su "modesta casita".

Miguel Romero García Esteo (Montoro, 1930) recibe los 20.000 euros con los que está dotado el Premio Nacional de Literatura Dramática, otorgado por el Ministerio de Cultura a una obra publicada el año anterior, con Pontifical, una crítica antisistema escrita hace 43 años de la que sólo había circulado una edición en "ciclostil" hasta que el año pasado la publicó Fundamentos. Desde su "modesta casa de pensionista" en Málaga, donde vive desde los nueve años, con el paréntesis madrileño que dedicó a sus estudios universitarios, el autor siente el premio como "una alegría" y "un estímulo". "Está muy bien, porque yo siempre he sido escritor invisible", indicó.

"Ahora sí seré visible, lo que no deja de tener gracia, porque soy un anciano jubilado y pensionista que vive prácticamente fuera de este mundo. Apenas salgo de casa y vivo rodeado de libros", afirma este licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Filología Hispánica que ha sido profesor de Historia Social de la Literatura en la Universidad de Málaga.

Romero ha escrito obras de teatro y también narrativa, poesía y ensayo, pero es su vanguardista trabajo como dramaturgo el que le convirtió, paradójicamente, en "invisible".

El franquismo no sólo tenía prohibida la puesta en escena de sus obras sino que, como recuerda que le dijo un día un censor al negarse a editarle un libro infantil: "El que está prohibido es usted".

"A principios de los 70 yo era un joven activo y pertenecía a la vanguardia antifranquista que consiguió cierto prestigio por hacer un teatro muy imaginativo y un poco envenenado, casi virulento", rememora. Pero pudo más la necesidad de sacar adelante a su familia, y por eso a mediados de aquella década dejó Madrid para volver a Málaga y conseguir una plaza fija en su Universidad.

Admite que sus obras "no son nada facilonas". "Yo odio lo fácil y me gustan las dificultades", dice, aunque reconoce que en el mundo teatral lo que "se valora" es "lo práctico".

Al principio de su carrera, Romero se decantó por "el divertimento, cosas ligeras", pero cuando se volvió un "adulto" ya no se veía "haciendo algo cómico, sino historias más pesimistas, más trágicas", periodo éste al que pertenece la obra galardonada, Pontifical, escrita en 1965.

Pontifical es, según la editorial Fundamentos, un texto "mítico" de la historia del teatro español en el que Romero Esteo hace una crítica implacable del capitalismo del desarrollo económico y la producción industrial.

Luego, en 1972, publicó Paraphernalia de la olla podrida, la misericordia y la mucha consolación, estrenada en el Festival de Sitges y luego en la I Semana Antifranquista de la Universidad de París, con la que pasó a nutrir la nómina de autores malditos. Dos años después escribió Pasadoble, y en 1979 su obra Pizzicato irrisorio y gran pavana de lechuzos le convirtió en el único profesor universitario que figura en la serie de clásicos Letras hispánicas de Ediciones Cátedra.

En los 80 escribe obras como Tartessos y dirige, entre 1983 y 1984, el Festival Internacional de Teatro de Málaga.

Otros de sus títulos son El vodevil de la pálida, pálida, pálida rosa y El romancero de la mar y los barcos.

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