Pletórica y exultante Sara Baras
Sara Baras. 'Suite flamenca'. Baile: Sara Baras y su grupo. Bailaor invitado: José Serrano. Cante: Miguel Rosendo, Rubio de Pruna y Emilio Florido. Toque: Keko Baldomero y Andrés Martínez. Percusión: Antón Suárez y El Pájaro. Fecha: sábado 21 de junio. Lugar: plaza de las Tendillas. Lleno.
La séptima edición de La Noche Blanca del Flamenco fue inaugurada por la bailaora cañaílla Sara Baras y, como invitado, su pareja, el enorme bailaor José Serrano. Fue un estreno concebido para tal ocasión con un recital que recorrió los señeros palos del flamenco que más puede aprovechar su baile, y que la gaditana supo lucir con la Suite flamenca que representaron. Un largo repertorio por martinetes, tangos con la mirada puesta en el abovedado éter que haya podido acoger al niño sabio de la guitarra de La Bajadilla algecireña; por Huelva, seguiriyas, guajiras, más tangos, cantiñas gaditanas y tantos cierres por bulerías como necesitaran, incluidas las del fin de fiesta resultante de un pellizcante colofón que puso a toda las Tendillas en pie, incluyendo a don Gonzalo y su montura.
Es sabido, por demostrado en muchas ocasiones, que la portadora del palindrómico nombre artístico, Sara Baras, se siente a gusto viniendo a Córdoba. Por eso en la Noche Blanca del pasado año, aun no siendo una de las artistas incluida en la programación, se sumó como una aficionada más para disfrutar de la fiesta del flamenco que hervía por toda la ciudad. E incluso, atendiendo a la invitación de su paisano el cantaor David Palomar, para hacer gala del arte de su buen oficio y simpatía, subiendo al escenario de la plaza del Potro para derrochar bailando por bulerías, con la participación también de Pepín Serrano. Lo que elevaría el frenesí y la calentura del soberano que atendía.
Efecto comunicativo que vimos repetirse con enaltecimiento -bajo el emblemático reloj flamenco, eso sí, enmudecido- el sábado, en cada una de sus comparecencias, y que el auditorio no escatimó en corresponder durante toda su actuación, con la conjuntada prestancia de las cinco parejas de baile y demás artistas que les acompañaban. Donde, cómo no, los contundentes ecos de Rosendo, Rubio y Florido, junto a las magistrales sonantas de Keko Baldomero y Martínez, en aseada complicidad, invitaban a que el genio de Sara Baras -como el de Serrano- perfilase sus pasos en cada salida, desde los primeros punteados de entrada y paseos hasta el cierre, exhibiendo elegante colocación de brazos, hombros y caderas, con escultural plasticidad de balanceos; airosas mudanzas y escobillas geniales, redobles, zapateados y taconeo que detenía la respiración, con vibrantes desplantes, sin que faltasen seductores remates efectivos que al público arrancaban la ovación.
Todo con sumo gusto, aunque empatizando más en la jondura de las seguiriyas, donde ella, con un gesto de entrega al público, repartiría su corazón; y por tangos junto a él, exuberantes ambos, alcanzando el clímax con un tierno abrazo tras elocuentes compases de seducción, resaltando la dulce feminidad que aportaba ella y la elegante sobriedad y virilidad del baile de él: qué más se podíamos necesitar.
El espectáculo concluyó con la exhibición de un vídeo de homenaje a José Serrano por parte de su Córdoba, con la presencia en el escenario del alcalde y otras autoridades.
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