Pequeños guardianes de los vestigios del pasado

patrimonio La situación de los centros más importantes de los municipios cordobeses

Los museos de la provincia guardan en sí una parte de su historia y llevan a cabo diversas actividades para fomentar su visita y mantenerse abiertos a pesar de recibir escasos apoyos económicos

Sala IV 'El Membrillo', del Museo Arqueológico Municipal de Puente Genil.
Alejandra Luque / Córdoba

21 de agosto 2011 - 05:00

Los museos guardan en sí parte de la Historia, trozos de la memoria colectiva de los municipios y los vestigios que muestran la riqueza y diversidad cultural de nuestros antepasados. En 2006, la provincia de Córdoba contaba con 33 museos -más los de la capital-, y actualmente y a pesar de la crisis siguen todos en activo mostrando al público el patrimonio que albergan.

Entre ellos, el Museo del Aceite de Oliva de Cabra se sitúa entre los primeros con 5.000 visitantes anuales. La institución, que se localiza en El Molino Viejo, un edificio que data del siglo XIX, ofrece al visitante un viaje en el tiempo en el que pueden apreciarse todos los artilugios y métodos que las diferentes culturas utilizaban para la extracción del aceite.

Además de ánforas olearias romanas y grabados egipcios que dejan ver lo que para estas civilizaciones significaba el oro líquido, el conjunto más importante de todo el museo lo constituye una prensa de las denominadas "de viga", del siglo XVII.

A pesar de ser un edificio antiguo, su buen mantenimiento se consigue gracias a una actividad constante, y todas las reformas están encauzadas a mejorar la imagen del centro para así captar un mayor número de visitantes. Sin embargo, El Molino Viejo no es sólo un museo, sino que forma parte de una fábrica en la que se lleva a cabo solamente la obtención del Aceite de Oliva Virgen Extra.

Otro museo de la localidad de Cabra que suscita un gran interés es el Museo Aguilar y Eslava. Es una institución con un gran patrimonio documental, histórico y científico, que además cuenta con unas colecciones de Historia Natural que constituyen la parte sustancial del organismo. La principal mejora que queda por realizar es la exposición de algunos fondos que están todavía sin catalogar, además de futuras ampliaciones del espacio expositivo al que podría sumarse un centro de documentación e investigación.

De cara a una futura ampliación del museo, otro de los proyectos es la construcción del Museo de la Pasión, una instalación expositiva permanente que recoja lo más sobresaliente del proyecto de investigación de El hombre de la Sábana Santa.

Al sureste de la provincia, el Ecomuseo del Río Caicena-Museo Histórico de Almedinilla ofrece, a través de su colección de materiales arqueológicos, un recordatorio por todo el pasado histórico de la localidad y de la Subbética cordobesa. Una gran carencia que afecta a esta institución es, según fuentes del museo, la falta de personal, lo que repercute en el continuo mantenimiento de los yacimientos arqueológicos de la Villa romana de El Ruedo y del poblado ibérico del Cerro de la Cruz.

Además de ser un centro de exposición, un gran proyecto futuro de este museo es la creación de una Escuela de Patrimonio que ayude a los amantes de la arqueología a profundizar en sus conocimientos y a llevarlos después a la práctica. Entre otras mejoras, para el próximo año la institución pretende seguir adelante con la investigación en el Cerro de la Cruz gracias al convenio de colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid y con la celebración de las Jornadas Iberorromanas Festum.

El Museo Histórico Local de Montilla es otro de los de tipo arqueológico con los que cuenta la provincia y un reflejo de lo que fue el sur de España. En su interior muestra toda la historia de la zona, desde la Prehistoria hasta el siglo XIX. Inaugurado en 1994, este centro presenta muchas carencias derivadas de su antigüedad y tiene aún que adaptarse a la normativa para, por ejemplo, facilitar la entrada a los minusválidos.

La localidad de la campiña acoge también una gran pinacoteca en honor al pintor realista montillano José Garnelo y Alda (1866-1944). Ubicado en la Casa de las Aguas, el Museo Garnelo se divide en diferentes salas en las que están bien representadas las diferentes temáticas de su obra: histórica, mitológica, religiosa, pintura de género y costumbrista, retratos... A pesar de ser un edificio nuevo, una de las mejoras que se prevé realizar es la construcción de una sala de reserva, otra de audiovisuales y otra de exposiciones temporales.

Por su parte, el Museo Arqueológico de Puente Genil reúne en su interior el pasado histórico de la localidad y su comarca mediante una colección procedente de los yacimientos arqueológicos del término municipal.

Aunque data de 1918, el verano pasado se realizaron varios trabajos con el fin de mejorar la accesibilidad y el acondicionamiento del patio de Teatro del convento de La Victoria, donde se encuentra la institución museística. La principal carencia que presenta es la falta de una zona de aparcamiento para los autocares, lo que facilitaría la visita de grupos organizados.

En el ranking de visitas, el Museo Histórico de Almedinilla encabeza la lista con 10.000 visitantes el año pasado. Le siguen el Museo del Aceite de la localidad egabrense, el Museo Garnelo y el Museo Aguilar y Eslava, con 5.000, 3.912 y 3.489, respectivamente. Y, finalmente, uno de los centros menos visitados durante el año pasado fue el de Puente Genil, con unas 2.500 visitas.

Con referencia a la naturaleza de los visitantes, la mayoría suelen ser estudiantes de enseñanza secundaria y bachillerato y grupos organizados, aunque también ha aumentado el número de turistas procedentes de diferentes poblaciones de Andalucía.

En el caso del Museo Garnelo, a causa de la crisis, los grupos procedentes de fuera se han reducido y el público que acude suele ser muy exclusivo al centrarse este museo en la figura del pintor.

Casi todos los responsables de estas instituciones coinciden al afirmar que la crisis ha afectado económicamente, pero las visitas siguen siendo las mismas que otros años, e incluso han aumentado debido a su presencia en internet. En el caso del Museo Aguilar y Eslava, su director, Salvador Guzmán, apuntó que "la situación económica se ha dejado notar ya que no se convocan tantas ayudas y subvenciones como se hacía antes".

Un aspecto importante para la imagen de un museo de cara a su posible público es la forma de promocionarse, de darse a conocer. Actualmente, el público local y los colegios suelen ser los más cuidados, y son a ellos a los que van dedicadas la mayor parte de las actividades que se realizan, como son las didácticas. Una de esas iniciativas es El día del museo, en el que se realizan visitas guiadas, colaboraciones y conciertos para así implicar más, tanto a los ciudadanos de la localidad como a los de los pueblos vecinos, a sumergirse en la belleza de estos centros.

El Museo Aguilar y Eslava es una de las instituciones que más se esmera en su labor de promoción. Algunas actividades que ya han llevado a cabo son las presentaciones de libros, como El sueño de Hipatia, de José Calvo Poyato; exposiciones como La natura inanimata; trabajos del alumnado de bachillerato de artes, como fue Retratos egabrenses; una muestra de fotografía de la periodista María José Carmona y, por último, las III Jornadas sobre el Geoparque de las Sierras Subbéticas, que se celebraron del 1 al 5 del pasado mes de junio.

La localidad de Almedinilla también se mueve bastante para que su museo sea cada vez más conocido. A la presencia en radios y periódicos, hay que sumar algunos proyectos colectivos como La Ruta Bética Romana y la Red de Espacios Culturales Andaluces.

Dejando a un lado los rasgos característicos de cada museo, una gran carencia que comparten todos es la escasa ayuda que reciben tanto de la Diputación como de la Junta de Andalucía. Todos los fondos de los que disponen son gracias a las administraciones locales, lo que hace que en algunas ocasiones la calidad de las exposiciones, por ejemplo, no sea la más adecuada.

Y es que se debe fomentar el tesoro que guardan estas instituciones para que centren poco a poco no sólo en interés de los turistas, sino de los propios habitantes y así consigan verlas como libros donde el gran protagonista es la memoria histórica que contienen.

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